UE

La UE y Rusia comienzan a negociar un nuevo acuerdo estratégico de asociación

Lituania levanta sus reservas finales.

La Unión Europea y Rusia comenzarán dentro de un mes, el 26 de junio, las negociaciones de un nuevo acuerdo estratégico de Asociación, que sustituya al firmado en 1997 y que llegó a término el pasado diciembre. La ocasión coincidirá con la celebración de cumbre anual UE-Rusia, que tendrá lugar en Siberia.


Los ministros de Exteriores de la UE sancionaron el acuerdo que los representantes permanentes de los 27 alcanzaron la semana parada en Coreper, sobre el mandato de la negociación, después de que Lituania abandonara sus últimas reservas al respecto. Vilna, que había tomado el testigo de la Polonia de los Kacziski en sus esfuerzos por socavar la consolidación de Rusia como nueva potencia global, contestaba aspectos de aprovisionamiento energético que le concernían directamente, y asuntos de geoestrategia que le venían objetivamente muy grandes, como los denominados "conflictos latentes" de Abjacia y Osetia del Sur (Georgia) y el Trandsneister (Moldavia) y la cooperación jurídica y policial con Rusia, en el contexto de las reivindicaciones de las víctimas del estalinismo en la pequeña república.


Un primer acuerdo con las autoridades de Vilna fue alcanzado el pasado día 11 en la capital lituana, durante una reunión a la que asistieron la presidencia eslovena y los ministros sueco y polaco de Exteriores. No se comprende muy bien qué pintaban en esa reunión Suecia y Polonia, si de lo que se trataba era de un mandato de negociación de la UE, pues carecen de posición institucional en estos momentos, pero el caso ilustra la percepción ya extendida en Bruselas de que la Unión Europea se escora fácilmente hacia el Este, fruto de la acción concertada de los países bálticos, los escandinavos y Polonia, vinculados por intereses y complicidades históricas. Es un dato a tener en cuenta porque Alemania no es insensible a esos intereses y puede hacer bascular la acción de la UE hacia derivas que poco o ningún interés tienen para los países del área mediterránea, como España.


La fórmula aceptada por el gobierno lituano, en cuya definición también han intervenido, a última hora, el alemán Steinmeier y el francés Kouchner, además de suecos, eslovenos y polacos, comprende la inclusión de tres anexos suplementarios al mandato negociador. La UE se compromete en ellos a implicarse más en la resolución de los "conflictos congelados".


La UE, además, se ha comprometido a presionar a Moscú para que restaure el flujo de crudo por el oleoducto Droubja-1, que alimentaba a la refinería lituana de Mazeikiai, y que quedó interrumpido en 2006.


Finalmente, el tercer anexo se refiere a la cooperación penal acrecentada con Rusia.


El acuerdo de asociación con Rusia no está subordinado al cumplimiento de las condiciones de los anexos.


Está fuera de toda duda que la negociación del nuevo acuerdo con Rusia consumirá muchos meses, y que se desarrollará en medio de un clima de tensiones, por dos razones: porque la Rusia de Mendéved y Putin nada tiene que ver con la de Yeltsin, que firmó el acuerdo anterior en condiciones de casi indigencia internacional, y porque la Europa actual tiene integrados a una serie de nuevos socios que tienen cuentas pendientes con Moscú.