"ESTÁN SIN DINERO Y EN LA CALLE"

La República Checa quiere expulsar a 80.000 emigrantes en paro

El Gobierno ofrece un billete de avión y 500 euros a los extranjeros que abandonen el país, la mayoría asiáticos

Chequia, que ejerce la presidencia semestral de la Unión Europea (UE), quiere expulsar a todos los trabajadores extranjeros que se hayan quedado en paro por culpa de la crisis económica, que golpea con fuerza al país centroeuropeo. El Ejecutivo checo está compuesto por conservadores, democristianos y ecologistas. El ministro del Interior checo, Ivan Langer, defendió la iniciativa porque los extranjeros sin trabajo pueden representar un peligro para la paz ciudadana. El Gobierno checo respaldó la propuesta y ofreció a los emigrantes desempleados un billete de avión y 500 euros para que abandonen el país.


"Nosotros ayudamos a estas personas con el pasaje de vuelta y con una pequeña cantidad de dinero para motivarlos a abandonar el país; creemos que de no hacerlo podrían cometer delitos o caer en las redes del crimen organizado", explicó el titular de Interior.


Hace unos meses, la líder del ultraderechista Partido Nacional Checo, Petra Edelmannova, anunció su disposición a entregar billetes de avión a los gitanos que quisieran abandonar el país centroeuropeo, donde las agresiones a extranjeros son frecuentes.


La medida del Gobierno de Mirek Topolanek afectará sobre todo a los vietnamitas y mongoles, que trabajaban en fábricas de automóviles y la construcción y se han quedado en paro.


Praga calcula que son 13.000 los extranjeros en esta situación, a los que hay que añadir otros 68.000 a los que les caducará su permiso de trabajo a mediados de año. Son más de 80.000 emigrantes que no hablan checo, no tienen ni una corona (moneda local) en el bolsillo "y sin duda representarán un peligro para la seguridad", afirmó Langer.


La iniciativa ha suscitado duras críticas. La oposición socialdemócrata no la respalda y la considera ineficaz y discriminatoria. El ex ministro del Interior Frantisek Bublan considera que no deja espacio para que el extranjero que pierda su trabajo tenga un periodo de tiempo para buscar un nuevo empleo en Chequia. Pavel Cizinsky, investigador en temas de ciudadanía, vaticina que la medida no tendrá el éxito esperado porque los extranjeros que se sumen a la misma no tienen garantía alguna de que en el futuro puedan volver a su país de origen.


El vicepresidente de la Asociación de Vietnamitas en la República Checa, Le Minh Cau, recuerda que sus compatriotas, unos 60.000, no han cometido ningún delito, han entrado legalmente en el país, han sido invitados por las propias autoridades checas "y no veo ninguna razón para que se les pueda expulsar endeudados a Vietnam". En los últimos meses, diversos colectivos checos antifascistas han organizado actos de protesta en Praga para condenar la violencia y el racismo de grupos neonazis contra emigrantes y miembros del colectivo gitano.


Sin dinero y en la calle


Según datos de la Comisión Europea, unos 170.000 emigrantes no comunitarios trabajan en Chequia, que cuenta con una población de 10,5 millones de habitantes. La mayoría procede de Vietnam, Mongolia y otros pases asiáticos, de antiguas repúblicas soviéticas como Kazajstán, Ucrania, Moldavia y la propia Rusia y de Bulgaria, Croacia y otros territorios de la ex Yugoslavia.


Los extranjeros no comunitarios trabajan mayoritariamente en la industria de la automoción, el textil, la construcción y los servicios. Gran parte de los vietnamitas que trabajan en Chequia tuvieron que pagar miles de dólares a agencias de empleo checas que hicieron de intermediario en la búsqueda de un puesto de trabajo.


Esto les obliga a contraer deudas muy importantes en su país de origen antes de viajar a Chequia de forma legal, y en la mayora de los casos los emigrantes no podrán devolverlas si son expulsados.


El pasado mes de enero, Vietnam fue excluido de la lista de países cuyos emigrantes tendrán más facilidades para obtener el permiso de trabajo en Chequia, aunque constituyan uno de los colectivos ms importantes de extranjeros. La medida suscitó muchas críticas y, según denunció el presidente de la Asociación Checo-Vietnamita, Marcel Winter, sólo saldrán beneficiados los intermediarios vietnamitas de los medios mafiosos.


La situación de los emigrantes que se han quedado sin trabajo es dramática, pues a veces no tienen ni siquiera dinero para llamar a sus familiares o alquilar una habitación en una pensión, y viven en la calle, como ocurre con muchos trabajadores mongoles en paro en Cesk Budejovice, según denuncia Irina Mecirov, miembro del Centro Multicultural de esta localidad de Bohemia del Sur.


El 99% de los extranjeros, la mayora asiáticos, han abandonado el municipio de Mlada Boleslav, donde Skoda, filial de la multinacional Volkswagen, ya no puede asegurar el trabajo a todos sus empleados. Según el ayuntamiento, aún quedan unos 80 eslovacos y polacos que se han quedado en paro y buscan desesperadamente otro trabajo en la región.


La situación de los desempleados mongoles, vietnamitas, moldavos, ucranianos y búlgaros en la localidad de Pilsen, famosa por su producción de cerveza, es también muy dura. Según la responsable local de Cáritas, Helena Duchkova, "no les podemos convencer de que regresen a sus países, porque creen que van a encontrar trabajo, lo que es improbable".


Chequia atraviesa una grave crisis económica que afecta a sectores clave para la industria del país como el automóvil y en el mes de enero dejó a 50.000 personas en paro. El Gobierno de Topolanek cuenta con una recesión de hasta el 2% del PIB en 2009.