DEFENSA

La OTAN apoya la estrategia de EE. UU. de acelerar la fase de transición en Afganistán

Chacón respalda en el consejo informal de ministros de Defensa el traspaso de poderes a las autoridades afganas.

El general Mc Chrystal conversa con la ministra de Defensa española, Carme Chacón.
La OTAN apoya la estrategia de EE. UU. de acelerar la fase de transición en Afganistán
Filip Singer/efe

La OTAN mostró ayer su apoyo a la nueva estrategia de la Casa Blanca con Afganistán, que se formula en torno a un refuerzo de las capacidades de autodefensa de los afganos mediante la capacitación de militares y policías, a la espera de decisiones de mayor calado sobre la intervención militar norteamericana en aquel país, que el presidente Obama se resiste aún a tomar. Se trata de acelerar el paso para comenzar cuanto antes una nueva fase de transición en Afganistán.

 

Reunidos en Bratislava, la capital de Eslovaquia, los ministros de Defensa de la organización aliada intercambiaron impresiones sobre la situación que se vive en Afganistán, y lo que puede hacerse allí para mejorar la seguridad de la población.

 

Aunque el encuentro no estaba programado para tomar decisiones (tenía carácter informal, sin cobertura jurídica para sus actos), lo cierto es que de la reunión, según comentó el secretario general aliado, Anders Fogh Rasmussen en conferencia de prensa retransmitida a Bruselas, emergió un consenso sobre una serie de prioridades para lo que resta de 2009 y 2010 en Afganistán, y sobre una estrategia de transición para ceder las responsabilidades de seguridad del país a las fuerzas afganas, "cuando se reúnan las condiciones requeridas".

 

Este debate se suscita en un marco de creciente interés de los Gobiernos europeos por dar término a la campaña afgana. Las fechas que se barajan en términos muy generales son cinco años para dejar el país en manos de los propios afganos, aunque ese horizonte sea observado con flexibilidad.

 

No hubo compromisos adicionales sobre nuevos envíos de tropas diferentes de los ya especificados por los socios de la Alianza, España incluida. Eso sí, la ministra española de Defensa, Carme Chacón, apoyó pasar "cuanto antes" de la actual fase de estabilización de Afganistán a una transición hacia el control de la seguridad nacional por parte de la propia Policía y Ejército afganos. "El objetivo esta muy claro: acelerar el proceso de afganización para que los afganos cuanto antes puedan tomar las riendas" y "pasar de la fase de estabilidad a la de transición, basada en hitos claros temporales", añadió Chacón.

 

España tiene en estos momentos 1.302 militares en Afganistán, 450 de ellos en el batallón electoral que ha vigilado la seguridad de las elecciones afganas y que lo hará también en la segunda vuelta del 7 de noviembre.

 

Según la ministra, la prioridad es la protección de la población afgana. "Eso significa evitar cometer errores como se han cometido en el pasado, causando bajas civiles que lo único que han hecho ha sido engrosar las filas de la insurgencia", recalcó.

Por su parte, el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, explicó que pondrá sobre la mesa de la Casa Blanca los resultados del encuentro de ayer, para ayudar a Obama a tomar las últimas decisiones sobre Afganistán. Gates insistió en que la reducción de soldados americanos -unos 70.000 en la actualidad- no es una opción. Además, aseguró que "varios países" aliados le habían mostrado su disposición a elevar su colaboración civil o militar en el futuro.

 

El plan del comandante de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad, general Stanley McChrystal, está centrado en coordinar el esfuerzo militar, reducir las bajas civiles en ataques aéreos y formar mejor al Ejército y la Policía de Afganistán. Además el general recomienda sumar 40.000 soldados internacionales a los 100.000 sobre el terreno, pero ayer no tocaba esa discusión, según el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.

 

Todos están a la espera de la decisión de Barack Obama, cuyo equipo de seguridad está dividido sobre la conveniencia de mandar más tropas, ya que algunos miembros del gabinete se declaran partidarios de poner el énfasis en operaciones antiterroristas contra los refugios de la red Al Qaeda en Pakistán.

De la fase tres a la cuatro

Lo que aprobaron ayer los ministros -aunque de una manera informal- es empezar a planear cómo saltar de la fase tres a la cuatro, a pesar de que los ataques de la insurgencia han ido aumentando en los últimos dos años. Antes de pasar a la llamada "transición" debe formarse suficientemente a la Policía y las Fuerzas de Seguridad afganas, algo que no sale "gratis" ni en términos económicos ni de personal, según advirtió ayer Rasmussen.

 

"Sé que algunos se pueden sentir frustrados porque la OTAN les pida más recursos, pero cuesta 50 veces más un soldado europeo en Afganistán que uno afgano, así que es una inversión lógica tanto desde un punto de vista financiero como político", añadió. Además, el ex primer ministro danés enfatizó la importancia de contar con un Gobierno afgano fiable, legítimo y menos corrupto.

 

La Alianza, además, está pendiente de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el próximo 7 de noviembre, que se van a celebrar tras invalidarse los votos fraudulentos de la primera, el 20 de agosto.