ASAMBLEA GENERAL

La ONU declara que el acceso al agua potable es un derecho humano

La propuesta, presentada por Bolivia, se aprobó con 122 votos a favor. No hubo votos en contra, sólo 41 abstenciones de países en su mayoría desarrollados.

La ONU aprobó este miércoles con una gran mayoría la propuesta presentada por Bolivia y respaldada por otros 33 estados de declarar el acceso al agua potable como un derecho humano.


La resolución contó con 122 votos a favor en la Asamblea General, donde estuvieron presentes 163 representantes de los 192 miembros de Naciones Unidas. No hubo votos en contra, sólo 41 países se abstuvieron, ante todo países desarrollados, mientras que las naciones en vías de desarrollo en general votaron a favor.


"La resolución describe un derecho al agua (...) de una forma que no refleja el derecho internacional", dijo John F. Sammis, el representante norteamericano ante la ONU. "Por esas razones, Estados Unidos se abstendrá en esta votación", agregó.


"Los seres humanos somos esencialmente agua", dijo por su parte el embajador de Bolivia ante Naciones Unidas, Pablo Solón, en su intervención para defender la iniciativa. El representante sudamericano subrayó sobre todos los problemas de salud derivados de la falta de agua potable.


"Cada año más de tres millones y medio de personas mueren por enfermedades transmitidas por agua contaminada. La diarrea es la segunda causa más importante de muertes de niños por debajo de los cinco años", recordó.


Solón también recordó la alta mortalidad infantil con una breve pausa simbólica de algunos segundos. "Cada tres segundos y medio muere un niño porque no tiene agua limpia", señaló.


El derecho al agua potable no es vinculante en el marco del derecho internacional. Su cumplimiento no es exigible por ley ni siquiera para los signatarios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ratificada por los 192 países miembros de manera automática cuando ingresan a Naciones Unidas.


Sin embargo, declarar el derecho al agua potable un derecho humano tiene un alto valor simbólico e influye en la política de la ONU y de varios países.