ESCÁNDALO POR LA GUERRA DE IRAQ

La matanza de Afganistán fuerza la dimisión del ministro alemán Jung

Un mes después de formar su nuevo Gobierno, Angela Merkel hace frente a la renuncia de su anterior responsable de Defensa, acusado de ocultar datos sobre el ataque a Kunduz

Agobiado por un escándalo inédito que puso en tela de juicio la profesionalidad del Ministerio de Defensa alemán, que desde el jueves se encuentra bajo sospecha de haber ocultado información al Parlamento Federal y a la Justicia, el ahora ex ministro de Trabajo y antiguo titular de Defensa, Franz-Josef Jung, cedió ayer a la presión popular y política y presentó su renuncia al cargo que ocupaba desde hace solo 30 días. Le sucederá la hasta ahora ministra de Familia, Ursula von der Leyen.

 

"Asumo con ello la responsabilidad por la política informativa del Ministerio de Defensa en relación a los sucesos del 4 de septiembre en Kunduz", dijo Jung durante una comparecencia ante la prensa y que tuvo lugar al día siguiente de estallar el escándalo, que puso en duda su credibilidad y la política informativa del Ministerio que dirigió durante el Gobierno de Gran Coalición.

 

Pero Jung, indiferente a las críticas que recibió cuando el periódico 'Bild' cuestionó con evidencias su política informativa relacionada con un mortal ataque aéreo en Kunduz, volvió a defender su comportamiento, dijo que en todo momento había actuado "correctamente", e insinuó que había sido una víctima de la política informativa del Ministerio.

 

"No tengo nada que agregar a mi declaración de ayer (jueves) ante el Parlamento. Siempre informé de manera correcta a la opinión pública y al Parlamento", añadió el político democristiano. El jueves, Jung leyó una breve declaración ante el Parlamento para defender su gestión en los días posteriores al ataque aéreo en Kunduz, pero en lugar de acabar con el escándalo, cometió dos errores que finamente le costaron el cargo.

 

En su polémica declaración ante el Bundestag, Jung leyó un primer informe que fue enviado desde Kunduz a Berlín y que no mencionaba víctimas civiles. En el lapso de pocas horas llegaron a Berlín otros informes, donde se hablaba de víctimas civiles. Sin quererlo, Jung había admitido que evitó referirse a los informes más comprometedores. El segundo error fue aún más grave. Jung admitió estar en conocimiento del informe militar secreto, pero dijo que no lo había leído y que, en lugar de enviar una copia a la Fiscalía, había ordenado que fuera enviado a la OTAN.

 

La comparecencia de Jung ante el Bundestag, que fue pensada para echar tierra al escándalo y esquivar el peligro de una renuncia, en lugar de devolverle la tranquilidad al Gobierno de Merkel, provocó una rara unidad de los medios periodísticos germanos que se hicieron eco del clamor popular que pedía la cabeza del ministro. Al mismo tiempo cuestionaron la habilidad política de la canciller por haberle ofrecido la cartera de Trabajo a un político que nunca logró brillar con luz propia durante el Gobierno de Gran Coalición.

 

La renuncia de Jung no puso fin a la tormenta que azotó al Ministerio de Defensa, donde aún no se ha dicho quién ordenó mantener oculto el crucial informe secreto militar que criticaba la gestión de oficial que dio la orden para el ataque aéreo, además de advertir a Berlín de que hubo víctimas civiles mientras el ex ministro Jung hablaba solo de terroristas muertos.

Peor aún, el nuevo ministro de Defensa germano, Karl Theodor zu Guttenberg, admitió ayer en una reunión del comité de Defensa del Parlamento federal, que su Ministerio le ocultó la existencia de varios informes confidenciales y no solo el polémico informe que publicó 'Bild'. "Es un comportamiento inaceptable, si uno recibe solo un informe, cuando hay muchos más", dijo el ministro.

 

Zu Guttenberg prometió a los miembros del Comité de Defensa una cooperación total para aclarar las consecuencias del ataque aéreo. Pero esta disposición no basta a la oposición, que ha puesto en marcha una delicada operación que puede causar la primera gran crisis política del nuevo Gobierno.