BIRMANIA

La Junta birmana acusa a Suu Kyi de incitar a los damnificados del tifón a la revuelta

La junta militar birmana acusó este jueves al partido de la opositora Aung San Suu Kyi de incitar a los supervivientes del ciclón Nargis a organizar revueltas, al tiempo que continuaba abriendo lentamente a los cooperantes extranjeros la región devasta del delta de Irrawaddy.


Cerca de cuatro semanas después del paso del tifón, que oficialmente dejó más de 133.600 muertos y desaparecidos, la mayoría de los 2,4 millones de damnificados no ha recibido todavía, según la ONU, ninguna ayuda internacional. La junta había impedido durante mucho tiempo a los socorristas extranjeros viajar a la zona.


En un virulento editorial, el diario oficial 'New Light of Myanmar' acusó a la Liga Nacional por la Democracia (LND), el partido de Suu Kyi, de aprovechar la situación para incitar a los supervivientes a la violencia. "La LND intenta explotar la situación políticamente en lugar de cooperar con la población", afirmó. "La LND intenta atizar el descontento de las víctimas y los problemas, para que la ira de la opinión pública degenere en disturbios", añadió el diario fustigando el "egoísmo y la falta de escrúpulos" del principal partido de oposición.


Este nuevo ataque contra los partidarios de Suu Kyi tiene lugar dos días después de que las autoridades birmanas prolongasen un año más la orden de arresto domiciliario que pesa desde 2003 sobre la líder opositora y premio Nobel de la Paz.


El diario gubernamental también calificó de "sin fundamento" y de "absolutamente inaceptables" las informaciones publicadas en los últimos días por la prensa extranjera acerca de los esfuerzos de las autoridades locales por impedir que los particulares birmanos ofreciesen ayuda a las víctimas del ciclón.


Los voluntarios que regresan de las regiones devastadas afirman que la situación sigue siendo trágica. Innumerables restos de cadáveres de personas y animales continúan descomponiéndose en los arrozales y los damnificados se encuentran desamparados.


"El depósito de agua de mi aldea estaba todavía lleno de cadáveres en descomposición y no podía utilizarse", relató Myo Thant, que acababa de regresar de una expedición al delta para distribuir alimentos. Los aldeanos "reconstruyeron pequeñas chozas, cogieron la ropa de los muertos y beben agua de lluvia", afirma.


Después de haber rechazado toda ayuda extranjera, la junta birmana empezó a abrir progresivamente el delta del Irrawaddy a los cooperantes internacionales a raíz de una visita a Birmania, la semana pasada, del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.


Según Richard Horsey, portavoz de Naciones Unidas en Bangkok, todo el personal de la ONU puede viajar ahora a la zona devastada con 48 horas de preaviso. "No tuvimos ningún problema de visados en los últimos siete a diez días. Ayer (miércoles), recibimos los últimos visados de los 45 que habíamos solicitado", afirmó.