FUERTES LLUVIAS

La ira del monzón no da tregua a Pakistán

La ONU calcula en 1.600 los muertos por las inundacionesa y se esperan fuertes lluvias durante otros 15 días.

Varios pakistaníes salen de la zona inundada de Tank, pueblo de Khyber-Pakhtunkhwa, ayer.
La ira del monzón no da tregua a Pakistán
S. R./EFE

La ira del monzón no da tregua a Pakistán, un país cada día más anegado por las aguas del Indo, que siguen desbordándose sin que las autoridades puedan evitar que la catástrofe se extienda por el territorio, desde el ya devastado noroeste hasta el sureste, donde urge una masiva evacuación.


"El final no está cerca", se lamentó ayer el portavoz de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA), Ahmad Kamal, quien explicó que se esperan fuertes lluvias monzónicas durante otros 15 días.


Tras la devastación causada por las aguas en la provincia noroccidental de Khyber-Pakhtunkhwa, las inundaciones alcanzaron esta semana las provincias de Punjab (este) y Sindh (sudeste) y han afectado ya a un total de 4,2 millones de pakistaníes, según cálculos ofrecidos ayer por la ONU.


Naciones Unidas calculó en 1.600 los muertos por esta tragedia, aunque la NDMA los mantiene desde hace varios días por debajo de 1.000, a los que hay que sumar 1.070 heridos.


Las nuevas lluvias previstas hacen temer una situación especialmente "grave" en los próximos cinco a siete días en las dos provincias del este y el sudeste del país, según Kamal. De momento, 1.369 localidades y 1,69 millones de hectáreas de terreno han quedado anegadas en todo el país. Algo menos de un tercio de la superficie inundada son tierras de cultivo, de acuerdo con datos de la NDMA y la ONU.


"En Punjab y Sindh hay zonas en alerta máxima (pues) esperamos que haya un incremento de la corriente de los ríos, sobre todo del Indo", el más grande de Pakistán, explicó Kamal.


Las autoridades han desarrollado un plan especial de evacuación de las zonas amenazadas y siguen distribuyendo comida, medicinas y tiendas de campaña a los damnificados, la mayoría transportados en helicóptero. "El impacto de esta crisis es bastante mayor que el del terremoto de 2005 en Cachemira. Entonces afectó a nueve distritos y en este caso es todo Pakistán", describió el director de control de la NDMA, Hassan Zulfikar, que calificó la catástrofe como "una de las crisis más grandes de la historia" del país.


Zulfikar dijo que, según cálculos preliminares, harán falta 3.500 millones de dólares (2.659 millones de euros) para afrontar la catástrofe, en declaraciones a medios españoles tras recibir la primera ayuda enviada por España a los damnificados, 14 toneladas de material de emergencia.


Otros países han enviado también ayuda y la ONU cuenta con un fondo de 18 millones de dólares (13 millones de euros).


El jefe en Pakistán de la oficina de coordinación de asuntos humanitarios de la ONU, Manuel Bessler, explicó que uno de los principales problemas para distribuir la ayuda es la falta de acceso a vastas zonas del país.


Asimismo, el enviado especial de la ONU para Pakistán, Jean-Maurice Ripert, inició ayer una visita en la provincia de Khyber-Pakhtunkhwa (noroeste), la más afectada por las inundaciones en el país.


Acompañado por expertos en coordinación de ayuda humanitaria, Ripert regresó desde Nueva York para visitar las áreas inundadas de esa provincia del noroeste, donde también tenía previsto reunirse con las autoridades gubernamentales. El portavoz de la ONU en Pakistán, Ishrat Rizvi, comentó que las agencias de su organización en el país se encuentran ya participando en las operaciones de ayuda con la provisión de alimentos, medicinas, refugio y centros de salud.


Acceso por el aire

"Hay muchas regiones que sabemos que han quedado totalmente destruidas pero están aisladas y son accesibles por el aire. Tanto el reconocimiento como la distribución de la ayuda debe hacerse por el aire, lo que está dificultando enormemente la tarea", explicó.


Pese a los estragos ya causados por las inundaciones, las peores que sufre el país desde 1929, muchas personas se niegan a abandonar sus hogares en las zonas amenazadas por las lluvias. "La gente quiere proteger sus propiedades", pero el Gobierno está decidido a evacuarlos a la fuerza, dijo Zulfikar.


En Punjab, donde Kamal describió una situación de "devastación a escala masiva", más de 25.000 viviendas han quedado totalmente destruidas, otras 48.000 parcialmente dañadas y 526.000 hectáreas de cultivos anegadas, según la ONU, lo que pinta un difícil escenario para un territorio que vive eminentemente de la agricultura.


El Ejército pakistaní, los organismos civiles de rescate y las agencias humanitarias se afanan por socorrer a la población, pero la tarea es titánica pues toda ayuda es insuficiente. "La diferencia entre lo que se necesita y lo que se entrega es enorme", declaró Bessler.