CASTRO ACCEDE AL DIÁLOGO

La Iglesia gana peso en Cuba tras 40 años de aislamiento

La institución católica recupera el diálogo con el Gobierno y media para mejorar las condiciones de los presos políticos.

La Iglesia católica cubana llevaba años pidiendo dialogar con el Gobierno comunista, pero el recelo y la desconfianza abonada en cuatro décadas de enfrentamientos no han dado frutos hasta este mes. Tras el vendaval de presiones internacionales por la situación de los presos de conciencia -alrededor de 200 según las estimaciones de la oposición- Raúl Castro aceptaba reunirse con dos prelados para tratar este espinoso asunto y analizar el futuro de la isla.

¿Por qué precisamente ahora? Sin una respuesta clara, existe consenso entre los analistas cubanos de que el encuentro entre la institución eclesiástica y el Gobierno es un "movimiento positivo". Tras la cita, el Ejecutivo comunista anunció el traslado de presos de conciencia a hospitales -aquellos que se encuentran enfermos- y cárceles más cercanas a sus casas, aunque el compromiso no se ha materializado en las semana transcurrida hasta la fecha.

El nuevo papel de la Iglesia comenzó a gestarse cuando el Gobierno aceptó, a petición del cardenal y arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, la intermediación eclesiástica en favor de las Damas de Blanco. El cardenal Ortega fue el encargado de comunicarles el permiso para sus marchas dominicales. Dos semanas después era recibido junto al presidente de la Confederación de Obispos Católicos de Cuba, Dionisio García, por Raúl Castro. Las autoridades han recelado de la cercanía de la institución católica de la isla y la norteamericana. Por eso, Ortega insistió en que era la "Iglesia de Cuba la que actúa y no por algún tipo de influjo de grupos o de embajadas".

Tras la visita de Juan Pablo II, la Iglesia ha ido ganando espacios. Celebra procesiones y ofrece misas en las cárceles. A falta de poder recuperar espacios en la docencia confesional, en las parroquias se ofrecen clases desde historia a informática.