INMIGRACIÓN EN LA UE

El Parlamento Europeo reprocha la cesión a París y Roma para reformar Schengen

Barroso niega que la libertad de movimiento esté amenazada y pide «solidaridad» a los 27 para repartir la «carga» migratoria.

Imagen de la llegada de un embarcación a Lampedusa
Más de 800 inmigrantes desembarcan en Lampedusa
EFE

El Parlamento Europeo ha reprochado este martes a la Comisión Europea que haya cedido al «populismo» de los gobiernos de Francia y Italia y plantee facilitar la introducción temporal de controles fronterizos en la UE en circunstancias excepcionales, como flujos masivos de inmigrantes irregulares, en respuesta a la oleada de refugiados que escapan de los conflictos en el norte de frica.


Las medidas presentadas la semana pasada por Bruselas para revisar el Tratado Schengen que permite una Europa sin fronteras son una respuesta «exagerada y fuera de lugar», en palabras del líder de los socialistas europeos en la Eurocámara, Martin Schulz, y una «vergüenza», en opinión del jefe de los liberales, Guy Verhofstadt, según han expresado en un debate en el Parlamento Europeo con el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso.


El socialista español Juan Fernando López Aguilar ha dicho que las islas Canarias son una prueba de que el flujo migratorio «no es una carga insoportable» para Europa y se ha mostrado partidario de «reforzar» la cláusula de solidaridad del acuerdo de Schengen. Su compañera de filas Carmen Romero ha criticado a la Comisión por presentar una propuesta que «no es creíble» y por «no afrontar con valentía» la situación actual.

Los blancos pasan, los morenos no

El líder de Los Verdes, Daniel Cohn-Bendit, ha alertado por su parte del riesgo de impulsar una «Europa a la carta» en la que «los blancos pasan, pero los morenos no» y ha criticado que se utilice el argumento de la «inseguridad» para rechazar la llegada de refugiados que escapan de los conflictos del norte de frica. En esta línea ha pedido un «reparto solidario» entre los 27, porque acoger a 25.000 migrantes en el conjunto de la UE «no supone tanto».


Tampoco los eurodiputados del Partido Popular Europeo (PPE) --familia política de Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi-- han respaldado abiertamente las propuestas de la Comisión y han centrado sus intervenciones en subrayar la necesidad de potenciar la «solidaridad» entre Estados miembros para afrontar la presión migratoria.


«Nadie ha puesto en tela de juicio el acuerdo Schengen porque lleguen cada año 25.000 migrantes a Suecia y el debate se abre ahora por un flujo similar en Malta y la isla italiana de Lampedusa», ha advertido en nombre del Partido Popular Europeo el alemán Manfred Weber. No obstante, Weber ha pedido «prudencia» a la UE ante la llegada de inmigrantes de países terceros debido a los altos índices de desempleo registrados en países comunitarios como España.


Mientras, el eurodiputado británico Timothy Kirkhope (Conservadores y Reformistas Europeos) ha asegurado que el sistema Schengen «ha demostrado no ser perfecto» ante problemas como el paro o la trata de seres humanos y ha apoyado reforzar los controles. El flamenco Philip Claeys, de la extremaderecha del Vlaams Belang, ha defendido el «derecho» de los Estados miembros a proteger sus fronteras interiores y ha dicho de la UE que «no resuelve problemas, sino que los crea».

 Repartir la carga

En el debate celebrado en Estrasburgo, Barroso ha querido dejar claro que «no se trata de encontrar vías para que los Estados miembros reintroduzcan los controles fronterizos» porque ello «minaría aquello que Europa ha construido en 61 años y sabotearía la viabilidad de nuestros esfuerzos para construir una Europa próspera para el futuro».


Pero también ha exigido «responsabilidad» y «solidaridad» a los Veintisiete y ha advertido de que los inmigrantes que llegan a Malta e Italia buscan un futuro mejor en Europa y que los países que sufren directamente esta presión migratoria «no deben afrontarla solos».


En respuesta a las críticas llegadas desde la Eurocámara en los últimos días y reiteradas este martes en el pleno, Barroso ha defendido que las ideas que plantea Bruselas «no son improvisadas» y que no han sucumbido a «las tentaciones del populismo». «Sabemos que está de moda en algunos lugares ser extremista o populista e incluso enarbolar la bandera de la xenofobia. No es lo que vamos a hacer», ha insistido el presidente del Ejecutivo comunitario, para garantizar que resistirán «a todo tipo de presiones».


Por su parte, la comisaria de Interior y responsable de la propuesta de la Comisión, Cecilia Malmstrm, ha negado haber cedido a las presiones de París y Roma y ha asegurado que su planteamiento es el resultado de un año de trabajo. Bruselas quiere «proteger y fortalecer» Schengen, pero este sistema tiene «puntos débiles» que deben ser afrontados desde un enfoque «europeo» y con una mayor «solidaridad» entre Estados miembros.


Malmstm ha explicado que «no se trata de introducir automáticamente» los controles fronterizos dentro de la Unión Europea, pero que es necesario «barajar todas las alternativas», incluida la necesidad de «reforzar la legislación vigente», además de estudiar medidas como ayuda financiera y mejorar la agencia que gestiona las fronteras de la UE (FRONTEX).


«Estoy segura de que las normas en vigor pueden prever muchas situaciones y la Comisión aclarará las normas cuando haya un problema de interpretación (...)», ha insistido la comisaria. Sin embargo, ha matizado que aunque existen casos «clarísimos» en los que las normas comunitarias contemplan reintroducir los controles, por ejemplo ante una amenaza terrorista, es necesario potenciar una «dimensión europea» de este tipo de medidas para evitar que los gobiernos nacionales las activen de manera «unilateral».