EGIPTO

La contestación a Mubarak recobra el brío

Cerca de un millón de personas se concentra en la plaza Tahrir para exigir la renuncia del presidenteEl régimen de Hosni Mubarak da sus primeros pasos hacia la enmienda de Constitución.

Un niño vestido de soldado y subido a hombros ondea una bandera de Egipto durante la masiva manifestación de ayer en El Cairo.
La contestación a Mubarak recobra el brío
FELIPE TRUEBA/EFE

La movilización ciudadana para exigir la salida del presidente egipcio, Hosni Mubarak, recuperó ayer el brío que parecía haber perdido en los últimos días, con una manifestación multitudinaria en la que las familias volvieron a tomar el centro de El Cairo. La protesta tuvo lugar el mismo día en que el régimen dio sus primeros pasos hacia las reformas que ha prometido con la aprobación de un comité para enmendar la Constitución.


Después de que el pasado miércoles los partidarios violentos del régimen hiciesen acto de presencia, decenas de miles de egipcios, cerca de un millón según las televisiones árabes, retomaron el espíritu festivo de las primeras concentraciones y mostraron su rechazo a componendas o arreglos que no pasen por la salida de Mubarak.


La relativa calma que reina en Egipto desde el fin de semana, con ausencia de incidentes violentos y el regreso de la rutina, empujó a mucha gente a regresar a la plaza de Tahrir, epicentro de las protestas, como reconocía Tarek Hamza, estudiante de Ingeniería. «Fuera de Tahrir, la vida ha vuelto a la normalidad. Por eso mucha gente aprovecha para venir en cuanto sale del trabajo. Antes nuestras familias no querían que viniésemos. Ahora no se enteran, o directamente vienen ellas», dijo.


Los manifestantes han establecido un calendario claro, con grandes convocatorias los martes y los viernes, mientras que el resto de días de la semana la presencia de miles de personas en tiendas y carpas trata de que la revuelta no se apague. Sin embargo, la irrupción de los 'baltaghiya' (matones) sembró dudas sobre la capacidad de los manifestantes de galvanizar a los descontentos con el régimen.


A juzgar por la respuesta de ayer, el miedo se ha superado y el comienzo del diálogo entre el vicepresidente Omar Suleimán -en quien Mubarak ha delegado la gestión de la crisis- y la oposición no satisface a Tahrir.


A los manifestantes se sumaron ayer Wael Goneim, el ejecutivo de Google liberado el lunes por las autoridades y que se ha convertido en un héroe popular por su papel en la revuelta por internet, y Ahmed Zuweil, Premio Nobel de Química en 1999 y uno de los nombres que suenan para encabezar la transición.


La masiva afluencia colapsó por momentos el principal acceso a la plaza, el puente de Qasr El Nil. Por toda la plaza se colgaron carteles con fotos de los muertos, considerados «mártires» por los manifestantes, en enfrentamientos con la Policía o con los prorégimen.

 

Dos comités

Mientras tanto, el régimen de Hosni Mubarak dio ayer sus primeros pasos hacia las reformas que ha prometido con la aprobación de un comité para enmendar la Constitución, en respuesta a parte de las peticiones surgidas durante la revuelta popular.


En una intervención televisiva tras reunirse con Mubarak, Suleimán explicó que se han formado dos comités, uno para estudiar cambios constitucionales y legislativos y otro para vigilar la aplicación de las reformas, que entraron ayer en funcionamiento. Suleimán agregó que se va a constituir, además, una comisión independiente para investigar los incidentes ocurridos en la plaza Tahrir el pasado día 2, cuando se enfrentaron partidarios y detractores de Mubarak. Esa comisión tendrá que presentar los resultados de sus investigaciones a la Fiscalía General del Estado para llevar a cabo acciones legales.


En una reunión con editores de diario egipcios, tanto gubernamentales como independientes, Omar Suleiman indicó además que el diálogo es el único camino para salir en paz de la crisis que vive Egipto y agregó que la otra opción es un golpe de Estado, algo que calificó de «irracional y desmedido». «La otra alternativa es que se produzca un golpe de Estado, y nosotros deseamos evitar llegar a un golpe de Estado, porque es un paso apresurado, irracional y desmedido, y eso es a lo que no queremos llegar para preservar los progresos del país», subrayó el vicepresidente.