KENIA

La comunidad internacional, incapaz de imponer la negociación en Kenia

Tras el fracaso de los intentos de mediación realizados desde principios de enero por la subsecretaria de Estado norteamericana para Asuntos Africanos, Jendayi Frazer, y después por el presidente de la Unión Africana, John Kufuor, fue el ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan quien heredó la negociación.

La comunidad internacional dispone de pocos medios para llevar a la mesa de negociaciones en Nairobi a los rivales kenianos y resolver así la sangrienta crisis que afecta al país desde la proclamación de los resultados de la elección presidencial, que se celebró a finales de diciembre. Tras el fracaso de los intentos de mediación realizados desde principios de enero por la subsecretaria de Estado norteamericana para Asuntos Africanos, Jendayi Frazer, y después por el presidente de la Unión Africana, John Kufuor, fue el ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan quien heredó la negociación.


Annan retrasó su llegada a Nairobi oficialmente debido a una gripe. Otras dos personalidades que lo ayudarán en su misión -el ex presidente de Tanzania Benjamin Mkapa y Graga Machel, esposa del ex presidente sudafricano Nelson Mandela- llegaron esta semana a la capital keniana. El Movimiento Democrático Naranja (ODM) del jefe de la oposición Raila Odinga, que reivindica la victoria en las elecciones presidenciales del 27 de diciembre, se declaró el viernes dispuesto a encontrarse con ellos.


Por su parte, el Gobierno keniano, que hasta ahora reservó una acogida glacial a los diferentes mediadores internacionales, afirmó el miércoles que Mkapa y Machel "son bienvenidos en Kenia". Pero ahí se acaba la coincidencia entre Raila Odinga y los partidarios del presidente Mwai Kibaki, cuya reelección desató una crisis que dejó por lo menos 700 muertos y más de 200.000 desplazados.


Nuevas elecciones


Para el ODM, el único objetivo de una mediación es la organización de nuevas elecciones presidenciales. Para el poder, que rechaza el término mediación, el tema de las presidenciales está cerrado y sólo se puede contemplar un diálogo para remediar la crisis. Ante este diálogo de sordos, la Unión Europea (UE), que desde el inicio de la crisis denunció las irregularidades de los comicios, comenzó a agitar la amenaza de una suspensión parcial de su ayuda presupuestaria.


Pero el Estado keniano puede funcionar perfectamente sin ayuda exterior, que representa sólo el 3% de su presupuesto, según cifras oficiales. Lla UE excluyó suspender la ayuda al desarrollo porque esto afectaría a la población.


En cuanto a la antigua potencia colonial, Gran Bretaña se muestra muy prudente. "Tenemos muchos intereses aquí", resume un embajador occidental en Nairobi que requirió el anonimato.


La economía keniana está en plena expansión y abierta a las inversiones extranjeras, en sectores como el turismo pero también las telecomunicaciones o la agroindustria, donde los occidentales se encuentran cada vez mayor competencia con China.


Por su parte Estados Unidos, para quien Kenia es un aliado importante en la lucha antiterrorista en el Cuerno de Africa, decidió el jueves responsabilizar tanto a Kibaki como a Odinga de la violencia y pidió que entablen un "diálogo positivo" sin mencionar posibles nuevas elecciones.