FRANCIA

L'Oreal pone en apuros a un ministro francés

Mientras el presidente francés aprieta las tuercas de la jubilación y los impuestos, el Gobierno se está viendo salpicado por el caso Woerth/Bettencourt.

Izda. Florence Woerth, esposa del ministro francés de trabajo. Dcha, paralamentaria europea Eva Joly
L'Oreal pone en apuros a un ministro francés
AFP PHOTO

Hoy casi se puede decir que es oficial: la heredera del imperio cosmético L'Oreal, Liliane Bettencourt, de 87 años, defraudó al fisco. Las autoridades francesas no mostraron, al parecer, prisa alguna por investigar los indicios. El expediente llegó al Ministerio de Finanzas en 2009. El ministro entonces era Eric Woerth, quien además se ocupaba de recaudar dinero para su partido, el UMP, en el gobierno. Bettencourt firmó a Woerth, a todas luces legalmente, cheques con donativos para el partido. Ahora, el ministro más importante del presidente francés, Nicolas Sarkozy, está bajo sospecha de colisión de intereses.

Un detalle nada desdeñable en esta historia es que la esposa de Woerth, Florence, se ocupa de la gestión de las inversiones de capital de madame Bettencourt. Y esa labor también contempla evitar el pago de impuestos.

El administrador jefe de la fortuna Patrice de Maestre contrató a Florence Woerth en noviembre de 2007. Y como si fuera una casualidad, dos meses después Eric Worth distinguió a de Maestre concediéndole la Legión de Honor. Los comentaristas parisinos describían este "pequeño mundo" como la oligarquía.

La revista 'Marianne' publicó ayer cartas de François-Marie Banier, el amigo de Bettencourt, que muestran que la multimillonaria es propietaria al menos desde 2005 de la isla Arros en las Seyschelles. Bettencourt, sin embargo, no le dijo nada del tema al fisco.

De Maestre, por su parte, dijo en declaraciones a 'Le Figaro' que a él le "parece" que la heredera de L'Oreal "nunca" ha dicho nada a los recaudadores de dos cuentas que tienen en Suiza. En una hay 65 millones de euros y en la otra, 13. Calderilla si uno piensa que su fortuna se estima en unos 17.000 millones de euros.

Mirar para otro lado

Según "Marianne" el fiscal encargado del tema, Philippe Courroye, un hombre de Sarkozy, ya tenía las cartas incriminatorias de Banier en marzo de 2008. Pero al parecer prefirió "mirar a otro lado" y las autoridades fiscales también. No obstante, Courroye envió en enero de 2009 la documentación del caso Bettencourt al Ministerio de Finanzas. Y Woerth ordenó una inspección fiscal, pero no contra la heredera de L'Oreal, sino contra su amigo Banier.

Pero ahora es Woerth quien está en el centro de la diana. El presidente Sarkozy, a quien Bettencourt también ha hecho donaciones, no se ha pronunciado sobre el tema y voló a la cumbre del G8 a Canadá. Pero tanto el Gobierno como los diputados han cerrado filas en torno a Woerth, pues el ministro ha ido ganando un papel decisivo ante Sarkozy. Ha pasado a ocupar la cartera de Trabajo para imponer uno de los proyectos más ambiciosos del presidente francés, la reforma de las pensiones. De salir exitoso en la tarea, el sillón de la presidencia del Gobierno le podría estar esperando.

Mientras Sarkozy aprieta las tuercas de los impuestos y millones de franceses salen a las calles para manifestarse contra la reforma de las pensiones, el Gobierno galo se está viendo salpicado por el caso Woerth/Bettencourt, dando la impresión que está favoreciendo a los ricos. A Sarkozy no le podía llegar en peor momento esta polémica.

Liliane Bettencourt, sin embargo, ya ha anunciado que quiere poner en orden con Hacienda sus cuentas en el extranjero.