JAPÓN

Japón y China se comprometen a no ser "una amenaza mutua"

Hu Jintao fue recibido en Tokio con los honores que se reservan a los grandes aliados de Japón, que incluyen tres encuentros con el emperador Akihito y su esposa, Michiko, además de la reunión de con el primer ministro, Yasuo Fukuda.

Japón y China se comprometieron a no ser "una amenaza mutua" y a mantener reuniones anuales periódicas durante la visita a Japón de Hu Jintao, la primera de un presidente chino en un década y, por tanto, de gran contenido simbólico.


Hu fue recibido en Tokio con los honores que se reservan a los grandes aliados de Japón, que incluyen tres encuentros con el emperador Akihito y su esposa, Michiko, además de la reunión de con el primer ministro, Yasuo Fukuda.


Japón y China, históricamente rivales en lo político y actualmente socios en lo económico, están interesados en que esta visita sea un éxito y en estrechar sus lazos hasta "un nuevo punto histórico", según recoge el comunicado conjunto emitido por ambas partes.


Como muestra de la mejora de la relación bilateral, Hu y Fukuda acordaron hoy que los jefes de Estado de los dos países se reunirán regularmente cada año, cada vez en una nación distinta.


La agenda de la visita de cinco días de Hu a Japón, la más larga a un país desde que asumió el liderazgo chino en 2003, contiene una extensa lista de asuntos, entre los que destaca una disputa por los derechos de extracción de gas en el Mar de China Oriental.


Las dos mayores potencias económicas de Asia no alcanzaron un acuerdo sobre este asunto antes de la llegada de Hu, según indicaron fuentes oficiales a la agencia local Kyodo.


Pero el primer ministro nipón y el líder chino acordaron solucionar cuanto antes su disputa por la explotación de gas donde se solapan las aguas soberanas de ambos países, aunque sin concretar una fecha.

 

En esta larga visita, Hu y sus interlocutores japoneses afrontarán algunos temas espinosos, como la situación del Tíbet, y pasarán de puntillas por otros, como la actitud hacia el pasado histórico entre ambos países, que periódicamente irrita a las respectivas opiniones públicas.


Respecto al Tíbet, Fukuda pidió hoy al presidente chino que continúe "los esfuerzos para mantener un diálogo con el Dalai Lama", y durante la rueda de prensa conjunta que ofrecieron tras su reunión mostró su esperanza en que mejore la situación en el Tíbet.


Fukuda siguió con estas declaraciones la línea oficial establecida en las últimas semanas, en las que Tokio ha pedido a Pekín más transparencia acerca de los acontecimientos ocurridos recientemente en el Tíbet y que facilite el acceso a la información sobre esa región.


En Japón la religión budista tiene mucha fuerza y el asunto del Tíbet es sensible para muchos de sus habitantes, que miércoles se manifestaron en las calles de Tokio a gritos de "Free Tibet".


Sin hacer ademán de que su decisión tuviera que ver con el contencioso del Tíbet, Fukuda también explicó hoy en la rueda de prensa que todavía no ha decidido si acudirá a la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Pekín, aunque considerará esa posibilidad "positivamente".

 

Estructura económica

 

En el campo económico, Tokio y Pekín acordaron acometer un estudio conjunto en profundidad sobre la estructura económica y el comercio entre ambos países. La información obtenida se utilizará para diseñar unas políticas económicas que mejoren los intercambios entre Japón y su primer socio comercial.


En las últimas dos décadas se ha establecido una fértil relación económica entre ambos países, fruto de la inversión japonesa y la mano de obra china.


Sin embargo, la inversión nipona cayó un 30 por ciento en 2006 y un 24 por ciento el año pasado, sin tener en cuenta el sector financiero, principalmente a causa de la subida de los precios de la mano de obra en China.


Quizá el aspecto más simpático del día ha sido el ofrecimiento por parte del líder chino de una pareja de osos panda a Japón, pocos días después de que muriera en el zoo del barrio tokiota de Ueno Ling Ling, un ejemplar llegado a Japón en 1992.


En una muestra de la efectividad de la llamada "diplomacia del panda", el propio emperador Akihito explicó al Hu que los niños japoneses están "encantados" con la intención china de ceder dos osos panda a Japón.