CONFLICTO INTERNACIONAL

Irán juzgará a los empleados locales de la embajada británica por las protestas

Irán juzgará a algunos de los nueve empleados locales de la embajada británica en Teherán detenidos la semana pasada tras ser acusados de instigar y participar en los disturbios posteriores a la polémica reelección del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad. Así lo anunció ayer durante el sermón del viernes el ayatolá Ahmad Jannti, quien ya la semana pasada pidió al Poder Judicial desde la misma tribuna política un castigo ejemplar -que incluye la pena de muerte- para los culpables de los altercados.

 

El régimen de Teherán acusa a los nueve empleados -ocho de los cuales ya están en libertad- de participar en la protestas y animar las marchas "inculcando ideas" antirrevolucionarias. La diplomacia británica está a la espera de que Irán le confirme sus intenciones.

 

"En estos acontecimientos, su embajada ha desempeñado un papel a través de estos individuos arrestados, que naturalmente serán juzgados tras haber confesado", dijo Jannti, uno de los miembros más conservadores del clero iraní. El ayatolá es la cabeza visible del Consejo de Guardianes, órgano que esta semana ratificó los controvertidos resultados electorales, pese a las múltiples denuncias de la oposición sobre un posible fraude masivo y premeditado en favor de Ahmadineyad.

La polémica reelección desató dos semanas de protestas populares que fueron reprimidas con enorme violencia por las Fuerzas de Seguridad y la milicias islámica Basij.

 

El régimen iraní ha acusado a Occidente, y en particular a Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido de espolear los disturbios -en los que han muerto una veintena de personas y 1.032 han sido detenidas- para propiciar lo que denomina una revolución de terciopelo. Ha sido especialmente duro con Londres, al que acusa directamente de organizar las protestas.