LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Hillary Clinton deja a su marido el protagonismo en la batalla por Carolina del Sur frente a Obama

Eso hace pensar que ha tomado la decisión estratégica de prepararse ya para una derrota en las primarias del sábado.

A casi 20 puntos de su rival Barack Obama, según la última encuesta de Zogby, Hillary Clinton sabe que la batalla de Carolina del Sur le pinta mal. Por eso ha decidido dejar a su marido, bautizado hace más de una década como el primer presidente negro, batirse con Obama en ese estado con fuerte presencia afroamericano, mientras que ella se dedica a los estados de carga hispana que jugarán la madre de todas las batallas el 5 de febrero.


Para la ex primera dama, decir que ha tirado la toalla en Carolina del Sur es "absolutamente injusto", se defendió en conferencia de prensa, pero lo cierto es que ha pasado la semana en California, New Jersey, New York y Arizona, todos ellos con el sabor hispano que aderezó su victoria en Nevada.


Eso hace pensar que la campaña de Clinton ha tomado la decisión estratégica de prepararse ya para una derrota en las primarias del sábado, que intentaría contrarrestar en los grandes estados que competirán en el supermartes, donde se juegan más de la mitad de los delegados que se necesitan para ganar la nominación del partido. Si algo caracteriza el colmillo de los Clinton es su capacidad de reacción.


En su lugar ha dejado a quien la prensa llama "el sustituto", o sea, su marido, que en 1992 triunfase en Carolina del Sur. Ese estado con un 30% de población negra lo puso al fin en la senda de la Casa Blanca.


Su tirón con los afroamericanos es tal que hace más de una década la primera escritora negra en ganar un Nobel, Toni Morrison, dijo que su historia personal contenía todas las características de "la negritud", explicó: "Criado por su madre, nacido pobre, clase trabajadora, toca el saxofón y es un hijo de Arakansas adicto a la comida basura de los McDonald".


El talento de Bill


El título de "primer presidente negro" es el que intenta hacer valer estos días en Carolina del Sur, a donde le ha despachado su esposa. Bill Clinton tiene su oficina en el corazón de Harlem y es asiduo a las misas góspel.


El hombre que intenta clamar el título por el derecho legítimo de su color de piel fue preguntado al respecto durante el debate del lunes pasado, organizado por la CNN y el Caucus Negro. "Tendría que investigar más el talento para bailar de Bill y algunas otras cosas antes de poder juzgar con rigor si de hecho es un hermano", bromeó Obama. "Estoy segura de que eso se puede arreglar", le retó Hillary.


En las batallas libradas hasta ahora, Iowa y New Hampshire tenían una población negra menor del 3%. En Nevada, donde el porcentaje sube a un modesto 8 %, el 72% apoyó a Obama, frente al 18% de Hillary.


La ex primera dama podría suplir ese déficit con el apoyo de los anglosajones si no hubiera un hombre blanco de por medio, John Edwards, nacido en ese estado, al que las encuestas dan un 15% del voto. Su consuelo es que el ex presidente sigue desatando pasión entre las masas.


Bill Clinton también parece sentirse cómodo en el papel de perro de pelea que se ha auto adjudicado en la campaña, para disgusto del partido, que esperaba que fuera capaz de preservar la dignidad de su figura presidencial para que su voz siempre fuera respetada entre los demócratas. Pero los Clinton no han podido resistir el efecto de altavoz que tiene cualquier todo lo que dice Bill, repetido hasta la saciedad en los medios.


La batalla entre el delfín afroamericano y el gran presidente blanco no ha hecho más que empezar. El martes Obama prácticamente le llamó mentiroso ("untruthful") en entrevista con la cadena ABC. Según el candidato, que a veces dice no saber contra qué Clinton está compitiendo, la defensa del ex presidente en favor de su esposa ha llegado a niveles ""preocupantes", denunció. Y si continua "haciendo declaraciones que no están apoyadas por los hechos (...), vamos a tener que confrontarle directamente", amenazó.


En la memoria de los votantes reapareció el hombre que juró no haberse acostado con una becaria con la que tuvo sexo oral o no haber fumado marihuana por no haberla inhalado. "Estoy convencido de que lo que el pueblo americano está buscando es un presidente claro y directo en el que pueda confiar", desafió Obama.