ENTREVISTA

"La guerra de Iraq fue traumática, me subió la tensión y no me ha bajado"

El diplomático habló en Zaragoza del papel de la ONU, en una conferencia que ofreció en la Cátedra Cervantes de la AGM

Inocencio Arias, el miércoles en la Academia General Militar en Zaragoza.
"La guerra de Iraq fue traumática, me subió la tensión y no me ha bajado"
oliver duch

Como cónsul general en Los Ángeles ha vivido in situ la llegada de Obama a la Casa Blanca. ¿A usted también le ha seducido el nuevo presidente de EE. UU.?

Es un personaje claramente seductor. Es una persona que trae aires de cambio, que tiene mucho encanto, que uno se da cuenta de que está formado y cuya capacidad oratoria es probablemente la mejor de Estados Unidos en los últimos 40 años. Eso impacta, claro.

¿Cree que estará a la altura de las expectativas que ha despertado?

Ha levantado tantas que tiene que defraudar. Eso es lo malo. En su país la gente es más realista que en Europa. Hay un intento de los líderes europeos de aprovecharse de su figura para su proyección personal. Hemos visto que Berlusconi daba codazos para ponerse en la foto y a otros, bastantes, que daban codazos disimulados. Hay una obsesión en Europa con que Obama es lo bueno y lo que da votos.

Hemos visto a Obama pasando la mano por el hombro de Zapatero y llamándole amigo. ¿Esa foto marca algo en las relaciones?

No marca mucho. En Estados Unidos la foto no ha salido en ningún sitio. Solo marca que hay un cambio y eso es bueno para España. Ha llegado otro presidente, el otro no quería para nada hablar con el nuestro. Pensar que ya por esa fotografía son íntimos amigos y van a irse de juerga es una memez. Significa que somos unos catetos al pensarlo. Esto de que nos hemos convertido en interlocutores privilegiados es que me da risa.

Aquí ya vemos a Zapatero visitando la Casa Blanca.

Claro que irá, pero como irá el coreano, el saudita, Berlusconi, el francés, el belga y 500. Eso no significa que va a ser un interlocutor privilegiado. Ya veremos si es así o un interlocutor más.

¿Se están haciendo bien las cosas desde España? Lo digo por el traspiés de la retirada de las tropas de Kosovo días antes de la gira europea de Obama.

Eso ahí no ha sentado bien. Seamos sinceros. Ha sentado bastante mal. Pero creo que los americanos van a pasar página. De lo único que se ha hablado de España en Estados Unidos en el último mes ha sido de eso. No ha gustado y han tomado nota; pero no dramaticemos.

¿Qué le pareció la gira europea de Obama?

Si tuviera que describírsela muy sucintamente, diría que ha sido una gira espectacularmente exitosa para él en lo personal y mediocre en los resultados.

Ha comentado que la situación internacional le va a dar sustos. ¿Cuáles?

Por ejemplo, Corea del Norte ya se lo ha dado. El día que le anuncia que conviene reducir armamento nuclear, Corea del Norte hace algo tendente hacia el armamento. La piratería ya le ha dado otro. Irán veremos si da un susto o no. Si no se llega a un acuerdo, Irán le puede dar uno y además Europa estará dividida. Será la segunda decepción de Estados Unidos con Europa. Con Afganistán se ha llevado una decepción que se ha parcheado en aras del buen entendimiento. Y luego no olvidemos que Israel estará presionando para que Obama haga algo respecto a Irán si este no se aviene a razones. Pero surgirán más cosas. Veremos cómo van las cosas con Rusia.

Usted viene a Zaragoza para hablar de Naciones Unidas. ¿Cree que es necesaria?

Sí. Si no existiera habría que inventarla.

Bueno, ha dicho de ella que es el reino del tedio.

Así es. Es el imperio del tedio, no me retracto. Es el reino del tedio en el 80% del tiempo. Dicho esto, si no existiera habría que inventarla porque hay que tener un foro mundial en el que todo el mundo pueda hacer oír su voz sobre los problemas que afectan a la Humanidad. Que luego la ONU sea operativa en unas ocasiones y totalmente inoperante en otras, es una pena.

Pero, ¿qué retoques le haría?

Muchos. Los dos gordos serían: que la mentalidad de los Gobiernos fuera menos egoísta y que los cinco señoritos de Naciones Unidas se den cuenta de que son los señoritos porque vencieron una guerra que terminó en 1945. Como ganaron esa guerra diseñaron un traje a la medida. Habría que acabar con eso.

¿Se llevó muchas decepciones en su etapa de embajador de España ante la ONU?

Ya sabía lo que se cocinaba ahí. Era con frecuencia frustrante, no todo el tiempo. Decir que la ONU no sirve para nada es negativismo puro. Tampoco es eso.

A usted esa etapa le marcó su carrera diplomática. Vivió un momento de mucha tensión, como fue el apoyo del Gobierno español a la invasión de Iraq.

Sí. Me marcó mucho porque no es cómodo apoyar una guerra.

Echando la vista atrás, ¿qué balance hace de ese momento?

Que nos dejamos arrastrar por una convicción que estaba equivocada. Era erróneo lo que creíamos, pero lo creíamos de buena fe. Y era que el sátrapa de Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva. Era una convicción generalizada en la ONU en aquel momento, no solo entre los que apoyaron la guerra, sino incluso entre los que no la apoyaron. Este hombre había destruido las armas de destrucción masiva, pero no lo admitía claramente. ¿Por qué no lo admitía? Es tema de una novela policíaca trágica porque ha implicado miles de muertos. La guerra fue traumática para mucha gente; para mí desde luego, me subió la tensión y aún no me ha bajado.

¿Ah sí?

Me ha bajado a términos razonables. Pero la tengo muchísimo más alta que el día antes de que empezara la guerra. Ahora me recuerda usted que hoy no me he tomado las pastillas.

¿También le ha condicionado su carrera diplomática?

Por supuesto. A mí me cesó el nuevo Gobierno. No tengo pelos en la lengua y, además, no hay nada que ocultar. Le diré un secreto, el Gobierno me cesó prácticamente antes del tiempo reglamentario. Es una práctica desde hace 80 años que cuando se cesa a un embajador se le da un mes para que abandone el puesto y pueda despedirse. A mí no me dejaron ni el mes. Me vetaron por haber defendido la política de un Gobierno legítimo porque resulta que el señor Aznar tenía bigote, pero era legítimo. Le puede caer muy gordo a los del PSOE pero era tan legítimo, como ellos, ni más ni menos. Aznar decidió aliarse con Estados Unidos con el apoyo del Parlamento español, que es quien nos representa. Yo era un funcionario a sus órdenes y las obedecí. Me cesaron, cosa que era muy normal, no a la carrera como lo hicieron. Después, me vetaron. Pues qué vamos a hacer, así es la vida. Afortunadamente estoy en un puesto fantástico.

Tal vez hubiera preferido cerrar el broche de su carrera diplomática en otro destino.

Hubiera preferido que me dieran la opción. Hubiera preferido que no me penalizaran por hacer algo normal en un país democrático: obedecer las órdenes de un Gobierno democrático. No sé si hubiera preferido estar de embajador en Bélgica o de cónsul en Los Ángeles, donde estoy encantado. Pero sí hubiera preferido que me dieran la opción como un funcionario que ha servido fielmente a su país y a todos los Gobiernos democráticos toda mi vida. Porque yo fui secretario de Estado con el otro PSOE.

Habiendo sido diplomático con todos los partidos en el poder, ¿cuál cree que ha entendido mejor el papel de la Diplomacia?

Trabajé muy a gusto con Adolfo Suárez, que fue el primero que me promocionó. También trabajé muy a gusto con Leopoldo Calvo-Sotelo y su ministro de Exteriores, Pérez Llorca. Felipe González me hizo secretario de Estado. González era un estadista, un hombre que tenía mucho sentido de Estado y muy respetado en el exterior. Y luego, cuando llegó Aznar, al poco me recuperó y me hizo embajador en la ONU. Aznar era un hombre que se preocupaba mucho de los temas españoles. Y con este Gobierno estoy trabajando, pero como cónsul. Que me quede como estoy.

¿Y qué le ha aportado la Diplomacia?

Un sentido de servicio al Estado y a los españoles que me gusta. Me ha aportado mucho conocimiento del mundo. He estado en muchas zonas: en África, América Latina, en Norteamérica, en Portugal... He viajado muchísimo con los Reyes y con los presidentes del Gobierno. Y también me ha aportado un poquito de cinismo.

Creo que el Real Madrid (fue director general del club) le aportó aún más cinismo.

Eso es cierto.