REVUELTAS EN EGIPTO

«Miedo en el entorno a revueltas similares»

Varios expertos señalan que los países árabes observan con temor y cautela las protestas populares de Egipto.

Dos egipcios leen la prensa junto a un blindado en la plaza de Tahrir de El Cairo, ayer.
«Miedo en el entorno a revueltas similares»
PEDRO UGARTE/AFP

Los mandatarios árabes observan las protestas populares de Egipto con «cautela» y con «miedo» a que se puedan extender por sus países, según aseguraron ayer varios analistas y expertos árabes.

«La situación en Egipto es incierta, no se puede predecir lo que ocurrirá al final, por tanto los gobiernos del Golfo y los vecinos (de Egipto) observan con cautela lo que pasa porque muy posiblemente esto tenga consecuencias en esos países», dijo el experto en el mundo árabe del Centro de Estudios Estratégicos Ahram Mohamed Abás.

Esta cautela o «miedo», como lo define Isam Mohamed, analista del centro egipcio Ibn Jaldun, ha empujado a estos Estados a evitar pronunciarse en favor o en contra del régimen.

Así, en los primeros días de la revuelta, el rey jordano Abdalá II se limitó a expresar su deseo de que se mantenga la seguridad y la estabilidad en Egipto, en un comunicado oficial.

En el Líbano, fuentes cercanas a la Presidencia y al Gobierno han evitado pronunciarse bajo el pretexto de que el país está centrado en la actualidad en los graves problemas internos que afronta.

«Esta postura es consecuencia del miedo de esos presidentes a que la revolución se extienda a sus países, especialmente en Jordania después de las manifestaciones que tuvieron lugar para exigir la disolución del Gobierno y el Parlamento», precisó Mohamed.

Por su parte, el experto del centro jordano de Estudios de Oriente Próximo Yawad Hamad sostiene que, como consecuencia de ese temor, los Estados árabes desean que la intifada (alzamiento popular) egipcia, como la califican los medios oficiales egipcios, fracase. «A pesar de su deseo de que la revuelta egipcia fracase, tienen miedo de que se surjan revueltas similares en sus países si ayudan a Mubarak de una u otra manera», agregó Hamad.

Los únicos líderes árabes que hasta el momento parecen haber tomado una postura pública más contundente sobre lo sucedido en el país de la desembocadura del Nilo han sido el rey saudí, Abdala bin Abdelaziz, y el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki.

Críticas del rey saudí

El monarca saudí, en una conversación telefónica mantenida el pasado día 28 con el presidente estadounidense, Barack Obama, calificó de «lamentable» lo ocurrido en Egipto y criticó a aquellos que «se aprovechan de los espacios para la libertad y la expresión para intentar encender el fuego del caos».

Asimismo, Arabia Saudí denunció ayer la «flagrante injerencia» de los países extranjeros en la crisis política que atraviesa Egipto.

En un discurso desde Marruecos, el titular de Asuntos Exteriores saudí, Saud al Faisal, mostró la «rotunda desaprobación» y la «máxima condena» de su Gobierno al papel jugado por la comunidad internacional durante las marchas antigubernamentales en Egipto.

En este sentido, criticó la injerencia «de algunos países extranjeros», aunque sin referirse en concreto a ninguno. «Esperamos que los egipcios puedan resolver por sí solos los problemas porque son más que capaces», advirtió el ministro saudí.

Por su parte, Al Maliki aseguró que «el pueblo egipcio es el único que tiene derecho a decidir lo que desea y hay que darle libertad de expresión».

«Espero que se haga realidad la democracia y la participación y que no se le prive (al pueblo egipcio) de su derecho de expresión», dijo el primer ministro iraquí, que solicitó a las autoridades egipcias que no consideren lo que ocurre como una derrota y que tomen una postura responsable.

Quien sí ha mostrado su apoyo sin fisuras a Mubarak ha sido Israel a través de su jefe de Estado, Simon Peres, que el pasado día 31 sostuvo que «siempre ha tenido y tiene gran respeto por el presidente Mubarak».

Egipto, junto a Jordania, son los únicos países árabes que han firmado la paz con Israel.

Concesiones limitadas

Como muestra del miedo que inspiran las protestas, Mohamed Abás citó los casos de Argelia, Yemen y Jordania, que «se han movido para satisfacer algunas de las exigencias populares», aunque para el experto «estas concesiones son todavía limitadas».

Y es que para Yawad Hamad, este miedo no es injustificado porque «el levantamiento egipcio pude tener repercusiones mucho mayores que la revolución islámica iraní de 1979», porque con un nuevo régimen egipcio tendrán «una región diferente con unas relaciones internacionales distintas».

Este miedo refleja además, según el experto Mohamed Abás, que más allá de las alianzas regionales como las de El Cairo con Amán y Riad, los países árabes siempre ponen a la cabeza de sus prioridades su propia seguridad nacional.