PENA DE MUERTE

El Supremo estadounidense rechaza las apelaciones de 11 condenados a muerte

La decisión no ha pillado por sorpresa dado que el mismo Tribunal considerara que la inyección letal no es un método cruel.

No hubo suerte. Pese a que muchos cruzaron los dedos a la espera de que el Tribunal Supremos de Estados Unidos no acabase de golpe y plumazo con las esperanzas de varios inquilinos de los corredores de la muerte en siete estados del país de no ser ejecutados, el máximo órgano judicial de EE.UU. desestimó las apelaciones de once condenados a muerte. Esta decisión no ha pillado por sorpresa a nadie tras la decisión la semana pasada del mismo Tribunal de no considerar la inyección letal como un método cruel o inhumano de ejecutar la pena capital.


Así, un trío de expedientes de Georgia, otros tres de Ohio y otros tantos individuales procedentes de Mississippi, Alabama, Missouri, Arizona y Texas fueron desestimados el pasado lunes. Tras el fin a la moratoria de siete meses sobre la pena de muerte, el órgano judicial autorizó tres condenas capitales: la de Thomas Arthur, condenado a muerte en Alabama, Earl Wesley Berry en Mississippi y de Carlton Turner en Texas.


Entre los casos rechazados por el Supremo, se encuentra el de Turner Jr, un hijo adoptivo que asesinó a sus padres y continuó viviendo en el hogar familiar mientras sus cuerpos se descomponían. Turner, condenado a muerte en el estado de Texas, estuvo a punto de ser ejecutado el pasado mes de septiembre. Sin embargo, la aplicación de su sentencia fue suspendida mientras el Supremo debatía el caso de dos asesinos condenados a muerte en Kentucky, que alegaron que la inyección letal era un procedimiento anticonstitucional.


Cabe recordar, que el método estándar, empleado en 35 de los 36 estados que aplican la pena capital, involucra la administración de tres químicos separados: pentotal sódico, un anestésico para dejar inconsciente al recluso. Luego se emplea el bromuro de pancuronio, que paraliza todos los músculos excepto el corazón; y después cloruro de potasio, que detiene ese órgano, lo cual causa la muerte. Aún así, muchos de sus detractores aseguran que si la anestesia es poca la administración de los dos fármacos restantes son extremadamente dolorosas.

Vergüenza


Por esta razón, desde el pasado mes de septiembre quedaron en suspenso las ejecuciones en todo el país, debido a la decisión de la Corte de analizarlo.


Una portavoz del fiscal del condado de Dallas, Texas, dejó claro tras la decisión del Supremo, que la ejecución de Turner, condenado por el asesinato de sus padres en 1998, podría llevarse a cabo a mediados de este año aunque especificó que "no será en los próximos 30 días, aunque técnicamente eso sería posible".


Otros fiscales como Troy King, fiscal general de Alabama, no mostraron tanta compasión y exigieron la ejecución de las condenas lo antes posible. "Es una vergüenza que Tommy Arthur continúe beneficiándose de los retrasos que lo han mantenido en el corredor de la muerte", explicó King.


Arthur fue condenado a muerte por asesinar de un disparo a Troy Wicker en 1982. El reo mantuvo relaciones con la esposa de Wicker, quien le pagó 10.000 dólares para que matara a su marido. Por su parte, Berry recibió el castigo capital por el asesinato en 1987 de Mary Bounds, a quien mató a golpes después que saliera de una iglesia.