ELECCIONES

El Reino Unido se enfrenta al primer Parlamento sin mayoría clara en 36 años

El Partido Conservador es el ganador sin mayoría en los comicios británicos, con 306 escaños, frente a los 258 de los laboristas.

David Cameron lo había imaginado mucho más fácil: "El viernes por la mañana podemos levantarnos con un nuevo gobierno y un nuevo comienzo". Pero en lugar de ello, los británicos abrieron ayer los ojos y se encontraron con un galimatías electoral, algo a lo que no están acostumbrados. Ya se sabe cuál fue el partido más votado en las elecciones del jueves (los conservadores de Cameron), pero aún no hay un ganador, lo que enfrenta al país a su primer Parlamento sin mayoría absoluta clara en 36 años.

Qué partidos se aliarán entre sí es una incógnita tan acuciante como la de quién será el nuevo primer ministro. Todo apunta a que será Cameron, de 43 años, quien reciba las llaves de Downing Street después de lograr 306 escaños con el 36,1% de los votos. Pero la posibilidad de que el impopular Gordon Brown siga en el poder se volvió de pronto más realista.

Incluso aunque los laboristas logren retener el gobierno después de 13 años (el premier en funciones es incluso el que tiene prioridad para formar gobierno) las elecciones fueron una derrota para el Partido Laborista de Brown. Con el 29% de los votos y 258 escaños, sufrieron su peor resultado desde la Segunda Guerra Mundial.

Tanto Cameron como Brown buscaron ayer el apoyo de los liberaldemócratas ofreciéndolos negociar una posible alianza de gobierno. Ambos incluyeron en sus ofertas la reforma electoral tan ansiada por el partido de Nick Clegg, que obtiene 57 escaños y el 23% de los votos. Los Lib-Dem encarnan así la mayor ironía de estas elecciones: tras convertirse en la gran revelación de la campaña, obtuvieron un resultado peor de lo esperado, pero siguen en el centro del juego de poder. Clegg resumió decepcionado el comportamiento de sus compatriotas: "Cuando se trata de elecciones, mucha gente se queda con lo que mejor conoce".

Los conservadores harán lo posible por poner el pie en Downing Street, para lo que pueden cerrar filas con partidos regionales de Escocia, Gales e Irlanda del Norte, o acudir también a los liberales.

La segunda opción choca contra las grandes diferencias entre los programas de los dos partidos. Los liberaldemócratas impulsan ante todo una reforma de la ley electoral que los 'tories' rechazan. También en política europea es difícil ver puntos de contacto entre los euroescépticos conservadores y los europeístas liberales.

Pero aun más incomoda a los 'tories' la perspectiva de una coalición entre laboristas y liberales. "No creo que el país esté feliz si Gordon Brown se aferra al poder tras semejante derrota y arma una especie de coalición de los que perdieron", dijo el portavoz conservador Michael Gove. Lo que es seguro es que todos los partidos intentarán pactar para evitar una nueva convocatoria a las urnas.

Y todo este embrollo en un momento delicado, en el que Reino Unido precisa un gobierno fuerte. La situación ya se reflejó en los mercados, donde cayó la libra esterlina. Los inversores temen que las necesarias medidas de austeridad no puedan aplicarse con suficiente rapidez si son impulsadas por un gobierno sin clara mayoría. También la Comisión Europea advirtió antes de los comicios que reducir la deuda debe ser la principal prioridad del nuevo gobierno.