REVUELTAS EN EL MUNDO ÁRABE

El presidente yemení anuncia que reformará la Constitución

El gobernante hizo su promesa en un discurso que pronunció ante miles de simpatizantes reunidos en un estadio, escenario de protestas populares desde hace más de un mes para exigir el final de su régimen.

Miles de simpatizantes del presidente yemení en el estadio de Saná
El presidente yemení anuncia que reformará la Constitución
EFE

El presidente yemení, Alí Abdalá Saleh, ha cedido un poco más ante las reivindicaciones populares y anunció hoy una reforma de la Constitución para antes de fin de año con el fin de sentar las bases de una democracia parlamentaria.


En un discurso ante unos 30.000 seguidores en un estadio de Saná, Saleh destacó que su plan se concibió a partir de su responsabilidad «como presidente de todos los yemeníes, y para garantizar un traspaso pacífico del poder para preservar la patria, su seguridad y sus logros».


El anuncio se produce más de un mes después de que se iniciaran las protestas populares en la capital y otros puntos del país contra el régimen de Saleh, en el poder desde la reunificación entre el norte y el sur del Yemen desde 1900. El jefe de Estado adelantó que se formará una comisión parlamentaria para elaborar una nueva Constitución que separe los poderes y que convierta el actual régimen en uno parlamentario.


En ese sentido, Saleh explicó que la nueva carta magna estipulará el traslado de «todas las prerrogativas ejecutivas» del presidente a un gobierno que represente a todos los partidos políticos que tengan diputados en la Asamblea Nacional. De acuerdo con su propuesta, el jefe de Estado será elegido por mayoría en el Parlamento, no por voto directo, como está fijado en el sistema actual, que establece mandatos presidenciales de siete años.


Pero, antes de esos cambios, Saleh convocó a la formación de un Ejecutivo de unidad nacional interino para preparar una nueva ley electoral que conduzca al sistema político parlamentario que está proponiendo hasta que se celebren comicios a finales del 2011 o principios del 2012.


Por otra parte, el presidente se comprometió a ceder competencias a los gobiernos provinciales para que cuenten con todas las prerrogativas administrativas y financieras. Saleh justificó todos estos cambios por «la tormenta que tiene como objetivo el mundo árabe y el Yemen».


Y agregó que ha ordenado a su Gobierno satisfacer las demandas de los jóvenes que protestan en Saná y otras ciudades, además de protegerlos porque «esos jóvenes son el futuro y la esperanza del pueblo». «El Ejecutivo trabajará para responder a todas las exigencias sin la necesidad de protestas, enfrentamiento ni caos», subrayó el presidente. Pese a todas estas promesas, la oposición yemení rechazó de inmediato la iniciativa del mandatario.


El portavoz de la plataforma Encuentro Compartido -que agrupa a los partidos de la oposición-, Mohamed al Sabri, opinó en declaraciones que «ese plan llegó demasiado tarde». «No podemos aceptarlo. La calle yemení exige ahora la renuncia del presidente, y no otra cosa», agregó Al Sabri.


Añadió que esta iniciativa «es un simple anuncio del fallecimiento del régimen» y adelantó que los dirigentes de los partidos de la oposición celebrarán en las próximas horas una reunión para estudiar la respuesta a la iniciativa de Saleh.


El anuncio del presidente se produce días después de que cincuenta personas resultaran heridas en la capital cuando la policía disparó contra miles de manifestantes cerca de la Universidad de Saná, en los disturbios más graves desde que se intensificaron las protestas contra el régimen de Saleh.


Saleh, cuyo mandato concluye en septiembre del 2013, ha reiterado en varias ocasiones que no tiene intención de presentarse como candidato a un nuevo periodo presidencial, pero también ha rechazado abandonar el poder.


El pasado 2 de febrero, cuando comenzaron a intensificarse las protestas políticas contra su régimen, Saleh se echó para atrás en una reforma de la Constitución que le habría permitido perpetuarse en el poder. La carta magna actual, aprobada en 1991, no permite al jefe de Estado buscar una nueva reelección en los próximos comicios, convocados para el 2013.