EL ANÁLISIS

El presidente, enfrentado a complejas promesas laborales

Los compromisos de Sebastián Piñera son recibidos con escepticismo entre los dirigentes sindicales.

Piñera aseguró ayer que impulsará en los próximos días una serie de reformas laborales para mejorar las condiciones de trabajo de los chilenos. El mandatario, cuyo país ingresó a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en enero, dijo que su Gobierno buscará establecer "un nuevo trato" para los trabajadores en la sociedad chilena, una de las más desiguales del orbe.

Sus promesas, acompañadas por la elaboración de una propuesta para una nueva legislación en seguridad laboral, fueron recibidas por ahora con escepticismo entre los dirigentes sindicales. "Si el presidente dice que va a cumplir (con las reformas), que ratifique el convenio 151 de la Organización Internacional del Trabajo" sobre protección a los empleados públicos, comentó uno de los líderes de la Central Unitaria de Trabajadores, Cristián Cuevas.

Sus palabras, con el antecedente de varias huelgas en el sector público este año, apuntaron a que la nueva agenda laboral del Gobierno deberá sortear una serie de dificultades. Por una parte, deberá ser aprobada en el Congreso y, por otra, aceptada en los mundos sindical y empresarial, además de estar en línea con las normativas de la OCDE, el club de los países ricos.


El punto es si la reforma se centra solo en aspectos de seguridad laboral o si abre un debate más amplio sobre la sindicalización y las remuneraciones de los trabajadores. Piñera, ante los medios de todo el mundo, habló por ahora únicamente de los temas de seguridad, pero los sindicatos desean también un debate sobre las prácticas antisindicales.

Piñera, un millonario de derechas, sorprendió hasta ahora tomando decisiones ambientales y en derechos humanos que ni siquiera el centro izquierda, en el poder los últimos 20 años, osó plantear. Por ejemplo, suspendió un polémico proyecto termoeléctrico al que se oponían ecologistas, y reformó una polémica ley antiterrorista que permitía juicios dobles contra líderes indígenas.

Convertido en el centro mediático del mundo por estos días, si Piñera acomete las reformas laborales no solo refrendará sus dichos, sino que dejará sin banderas a sus oponentes políticos.