ORIENTE PRÓXIMO

El Pentágono refuerza con 25 cazas invisibles la superioridad aérea israelí en Oriente Próximo

El presidente George W. Bush ya dejó claro a Israel que Estados Unidos no apoyaría un ataque contra Irán mientras él ocupara la Casa Blanca. Pero parece que tampoco se marchará sin compensar a su estratégico aliado en Oriente Próximo por su contención, ayudándole a desarrollar "una capacidad de autodefensa fuerte y preparada", que, de paso, constituya un poderoso mensaje disuasorio para Teherán.


Con el argumento de que la seguridad del territorio hebreo es vital para los intereses de Washington en la región, el Departamento de Defensa norteamericano aprobó el martes la venta a Tel Aviv de 25 aviones de combate de quinta generación F-35, un aparato prácticamente invisible al radar enemigo y diseñado para reemplazar a aeronaves como el F-16, actualmente en uso en Israel.


La operación, valorada en 15.000 millones de dólares (casi 11.000 millones de euros), contempla la opción de compra en el futuro de otros cincuenta aparatos de este tipo, fabricados por la estadounidense Lockheed Martín. Entre su modelos, Israel ya ha mostrado su preferencia por varias unidades de la versión Stovl de despegue corto y aterrizaje vertical, capacidades pensadas para actuar en líneas de combate cercanas y aeropuertos destruidos en posibles conflictos, que el Estado judío incorporaría por primera vez a sus Fuerzas Aéreas.


Según fuentes de Defensa, los primeros F-35 llegarían al país hebreo en 2014. El anuncio de su venta se producía pocos días después de que EE UU empezara a instalar en el desierto del Negev israelí un sofisticado sistema de radares conectado con la propia red global de alerta norteamericana, capaz de detectar y rastrear cualquier misil en un radio de 4.700 kilómetros prácticamente desde el momento de su lanzamiento.

Dispositivo antimisiles


El sistema, conocido como FBX-T, permitirá activar in situ el dispositivo de defensa antimisiles Arrow de las Fuerzas Armadas judías e interceptar un Shahab-3 a medio camino de su vuelo de once minutos desde Irán, seis veces antes de lo que podría hacerlo el actual radar israelí Green Pine.


El refuerzo a la superioridad militar de Israel se potenciaba en septiembre con la aprobación de contratos en material de Defensa por valor de 330 millones de dólares (unos 230,4 millones de euros). El Pentágono acordaba ese mes también la venta a su gran aliado de mil bombas antibúnker GBU-39 de 113 kilos, preparadas para perforar las fortificaciones iraníes. Pero a la par negaba a Tel Aviv el acceso a nuevas unidades de la poderosa bomba GBU-28 de 2,3 toneladas, de las que Israel ya podría tener un centenar, quizás para impedir un ataque a Teherán sin autorización de la Casa Blanca.


Según desveló la pasada semana 'The Guardian', Bush ya desautorizó en mayo una operación armada contra Irán en su visita al país hebreo.