ONU

El Papa recuerda a la ONU su "deber" de intervenir ante las violaciones de derechos

El papa Benedicto XVI afirmó que la ONU tiene el "deber" de intervenir para proteger a la población ante crisis humanitarias o violaciones de derechos, cuando sus Estados no lo hacen. En su intervención ante el pleno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, con presencia de sus 192 países miembros, Benedicto XVI recordó que "el deber primario" de todo Estado es el "de proteger a la propia población" de cualquier tipo de violaciones de derechos humanos o crisis humanitarias. "Si los Estados no son capaces de garantizar esta protección", la comunidad internacional "debe intervenir con los medios jurídicos previstos por la Carta de las Naciones Unidas y otros instrumentos internacionales", dijo.

Benedicto XVI indicó que la intervención de la comunidad internacional "no tiene por qué ser interpretada como una imposición y una limitación de la soberanía". Y aseguro, que, al contrario, "la indiferencia o la falta de intervención es lo que causa un daño real". Aunque el Papa recordó a los miembros de Naciones Unidas la necesidad de agotar todas las vías diplomáticas para resolver la crisis.


"Lo que se necesita es una búsqueda más profunda de los medios para prevenir y controlar los conflictos, explorando cualquier vía diplomática posible y prestando atención y estímulo también a las más tenues señales de diálogo o deseo de reconciliación", agregó.


El Papa recordó a sus interlocutores que es el principio "de la responsabilidad de proteger" en el que se tienen que basar las Naciones Unidas". Recordó, en ese sentido, que el dominico español Francisco de Vitoria, al que calificó como precursor de la idea de la Naciones Unidas, describió dicha responsabilidad "como un aspecto de la razón natural compartida de todas las naciones".


Benedicto llegó a la ONU con su intención de defender que una visión a través de la religión puede "llevar al compromiso de resistir a la violencia, al terrorismo y a la guerra y a promover la justicia y la paz". Por ello, hizo un llamamiento a Naciones Unidas para que apoyen el dialogo interreligioso, "del mismo modo que lo hacen con el diálogo en otros campos de la actividad humana". Y auguró que las Naciones Unidas pueden contar con los resultados que produzca el diálogo entre las religiones para usarlos "al servicio del bien común".


El cometido de este diálogo es, añadió el Papa, "proponer una visión de la fe, no en términos de intolerancia, discriminación y conflicto, sino de total respeto de la verdad, la coexistencia, los derechos y la reconciliación". Entre los derechos fundamentales del hombre, el Papa indicó que "obviamente" deben incluir el derecho a la libertad religiosa.


Consideró "inconcebible" que los creyentes tengan que hacer supresión de sus creencias religiosas para ser ciudadanos de un país, y exclamó: "No tendría que ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos".


Ratzinger explicó que los derechos asociados a la práctica de la religión necesitan protección, sobre todo en lugares donde se les considera en conflicto con la confesión mayoritaria, en clara referencia a la situación de los cristianos en zonas como Oriente Medio, y en especial en Iraq, ya denunciada en varias ocasiones por el Papa.


Benedicto XVI tocó en un denso y largo discurso otros temas como la defensa de los derechos humanos, la necesidad de solidaridad con los países más necesidades, e invitó al rechazo de una investigación científica y tecnológica que atente contra "el carácter sagrado de la vida" El Papa criticó que el consenso multilateral siga teniendo problemas "a causa de su subordinación a las decisiones de unos pocos". Y terminó deseando a todas las naciones representadas en la ONU: "Paz y prosperidad con la ayuda de Dios", en los idiomas oficiales: inglés, francés, español, árabe, chino y ruso.