YEMEN

El nuevo Gobierno yemení toma posesión con el reto de guiar la transición

Mientras, en la capital, continúa la acampada en la plaza Taguir, epicentro de la revuelta, y los activistas planean convocar marchas para exigir la caída total del régimen de Saleh.

Los miembros del Gobierno de reconciliación nacional yemení juraron sus cargos con el reto de guiar al país durante el periodo de transición y alcanzar un consenso entre las fuerzas políticas para poner fin a la crisis.


Tres días después de que se anunciase su formación, el nuevo Ejecutivo, encabezado por el líder opositor Mohamed Salem Basandawa, tomó posesión ante el vicepresidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, en una ceremonia celebrada en el Palacio Republicano de Saná.


Este gabinete busca acabar con la división en el país y tiene sus carteras repartidas a partes iguales entre la oposición y el partido del todavía presidente Alí Abdalá Saleh, que firmó el pasado 23 de noviembre una iniciativa que estipula su renuncia del poder.


Hasta hace poco las posturas de la oposición y de las autoridades parecían irreconciliables, después de la represión de las protestas pacíficas y de la reticencia de Saleh a suscribir el citado plan para el traspaso del poder, auspiciado por el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).


El portavoz de la coalición opositora Encuentro Compartido, Mohamed Qahtan, dijo a Efe que confían en sus socios de gobierno y en que trabajarán con "el espíritu de un solo equipo".


"El nuevo Gobierno yemení supone un salvavidas para el Yemen en la difícil situación actual", afirmó Qahtan, que apuntó que es necesario cumplir con todos los puntos de la iniciativa del CCG.


Este plan implica, además de la renuncia de Saleh, enmendar la Constitución y celebrar elecciones presidenciales, que ya han sido anunciadas para el 21 de febrero de 2012, entre otros aspectos.


Tras el acto de investidura, al que solo pudieron asistir los medios de comunicación oficiales, Mansur Hadi, en quien Saleh ha delgado una serie de prerrogativas, presidió la primera reunión del gabinete.


El vicepresidente instó al Gobierno a "disponer la atmósfera adecuada para alcanzar el consenso nacional" y a "trabajar para recuperar el respeto del Estado y lograr que la ley prevalezca sobre todos".


"Yemen espera que el Gobierno propicie las circunstancias para que los ciudadanos vivan en paz", afirmó Mansur Hadi, que encargó el pasado 27 de noviembre a Basandawa, jefe del Consejo Nacional Opositor, la formación de este gabinete.


Las 32 carteras están repartidas entre el Partido del Congreso Popular General (PCPG) de Saleh, que controla, entre otros, los ministerios de Asuntos Exteriores, Petróleo y Defensa; mientras que la oposición se hace cargo de Interior, Información y Finanzas.


El miembro del PCPG Abu Baker el Qorbi continúa al frente de la cartera de Asuntos Exteriores y el general Mohamed Naser Ahmed sigue como ministro de Defensa.


Y entre las carteras que corresponden a la oposición, Abdel Qader Qahtan, que pertenece al Partido de la Reforma Islámica, ocupará el cargo de ministro de Interior, y Sajr al Wayih el de Finanzas.


El nuevo gabinete afrontará entre otras tareas el cese de todos los actos de violencia y de los enfrentamientos entre el Ejército y los desertores, así como el lanzamiento de un diálogo con los manifestantes para implicarles en la etapa transitoria.


En este sentido, el vicepresidente del departamento de Información del PCPG, Abdelhafiz al Nahari, expresó a Efe su esperanza de que "el Gobierno tenga éxito en cumplir con su labor de poner fin a la tensión militar y a la inseguridad".


Además, pidió a los integrantes opositores del Gobierno que "estén a la altura de su responsabilidad" y dejen de instigar las protestas de los jóvenes y les pidan que cesen sus acampadas.


Esta por ver si el Gobierno de reconciliación nacional logra convencer a los manifestantes y de esta forma cerrar una crisis que se arrastra desde el pasado enero y ha causado centenares de muertos.


En Taiz, la segunda ciudad del país, cientos de mujeres salieron hoy a las calles para pedir que Saleh no goce de inmunidad, como establece el plan del CCG, y rechazar al nuevo gabinete por estar integrado por miembros del PCPG.


Mientras, en la capital, continúa la acampada en la plaza Taguir, epicentro de la revuelta, y los activistas planean convocar marchas para exigir la caída total del régimen de Saleh.