LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

El mundo feliz de McCain

El candidato republicano promete acabar en cuatro años con la guerra de Iraq y el hambre en el mundo.

¿Cómo sería el mundo si John McCain sucediera a George W. Bush en la Casa Blanca? Este jueves el candidato republicano expuso en tono futurista su visión: EEUU, año 2013. "La mayor parte de los soldados (...) ha vuelto a casa. La guerra en Iraq se ha ganado. Irak es una democracia funcional, aunque sigue sufriendo las secuelas de décadas de tiranía y siglos de violencia sectaria. Se siguen dando episodios de violencia, pero espasmódicos y muy reducidos. La guerra civil se ha evitados".


Así empezó el senador de Arizona la descripción del mundo que quiere dejar tras de sí cuando acabe su primer mandato, suponiendo que venza a Barack Obama en las elecciones generales del próximo 4 de noviembre.

No dijo cómo lograrlo, según criticó rápidamente Hillary Clinton: "Lo que promete es más de las mismas políticas de Bush que han debilitado a nuestro ejército, nuestra seguridad nacional y nuestra posición en el mundo".


Por supuesto, eso no es lo que ve el septuagenario senador cuando acaricia su futuro en la Casa Blanca. En su sueño, la OTAN patrulla el mundo junto a EE.UU., Ambas fuerzas seguirán en Afganistán en 2013 porque ni en ese mundo ideal se habrá acabado la amenaza talibán. Eso sí, el gobierno de Pakistán habrá cooperado con EE.UU. para dar jaque a al-Qaeda.


"El aumento de las acciones basadas en informes de inteligencia ha permitido capturar o matar a Osama Bin Laden y a sus lugartenientes", siguió soñando McCain en su discurso. "No queda ya un lugar en el mundo que Al-Qaeda pueda considerar un refugio seguro (...) No ha habido ningún ataque terrorista en EE.UU. desde el 11 S de 2001".


La economía se ha recuperado y EE.UU. lleva ya "varios años de robusto crecimiento económico". Los tratados de libre comercio que el presidente McCain habrá firmado traen "la prosperidad desde Sudamérica hasta Asia y África. (...) La crisis mundial de alimentación se ha acabado, la inflación ha bajado y la calidad de vida ha mejorado bastamente", no sólo en EE.UU. sino "en la mayoría de los países pobres del mundo".


Y el mago de este hechizo, el presidente McCain, da conferencias de prensas semanales para informar a sus compatriotas con transparencia, no intenta acaparar nuevos poderes, escucha todas las voces de buena fe, y no pierde "ni una hora en pensar en la reelección", porque para entonces tendrá ya 76 años.


"Habrá empezado la era de resolver los problemas. Os prometo que desde el día en que jure el cargo hasta la última hora de mi presidencia trabajaré con cualquiera de cualquier partido para hacer a este país más seguro, más próspero y más orgulloso. Y no me importará quién se lleve el crédito. Gracias", terminó, ahorrándonos el tradicional "Dios bendiga a América". Para quien pensara que Obama era el soñador de esta contienda, la campaña no ha hecho más que empezar.