CUMBRE DE LOS PAÍSES MÁS PODEROSOS

El G-20 no logra un consenso sobre la tasa bancaria

El grupo deja libertad para decidir sobre el canon y recomienda con carácter general estabilizar la deuda en 2016.

Fotografía 'de familia' de los líderes del G-20, el grupo de los países desarrollados y emergentes más importantes, en su cuarta cumbre, celebrada ayer en Toronto.
El G-20 no logra un consenso sobre la tasa bancaria
CHIP SOMODEVILLA/AFP

La imposición de una tasa a la banca y el binomio crecimiento-consolidación fiscal monopolizaron ayer la sesión de trabajo que los líderes del G-20, reunidos en Toronto, consagraron a la reforma del mercado financiero. Sin embargo, al cierre de esta edición los dirigentes políticos no habían sido capaces de alcanzar un consenso en ninguna de estas dos cuestiones.

La imposición de una tasa a la banca para enfrentar futuras crisis fue el primero de los temas dominante. Al final, el G-20 dejó que cada país decida si quiere hacerlo. El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, puso en valor el mecanismo con que ya cuenta España, el fondo de garantía de depósitos (FGD), un instrumento financiado por todo el sector. La vicepresidenta Elena Salgado defendió su validez en esta crisis -sirvió para rescatar a Caja Castilla-La Mancha-, pero abrió la puerta a su ampliación a otros pasivos.

Esa adaptación, creen los expertos, podría llevar aparejado un aumento de las cuotas que los bancos aportan al fondo, y su transformación en un instrumento de alcance mucho mayor, capaz de garantizar también obligaciones de pago contraídas entre entidades.

El objetivo sería acabar con la actual parálisis del interbancario, motivada por la desconfianza y que llega al punto de que los bancos con liquidez prefieren depositar sus fondos en el BCE y retirarlos al día siguiente con una retribución mínima (0,25%) antes que prestarlos a otras entidades.

El otro gran asunto de la cumbre fue el déficit público, que enfrentó en los días previos a Estados Unidos, partidario de mantener los estímulos públicos al crecimiento, y a Europa con Alemania a la cabeza, que abogaba por reducir las pérdidas a toda costa. Al final, el G-20 optó por una solución intermedia y acordó que cada país impulse una consolidación adaptada a sus circunstancias nacionales, pero sin renunciar al despegue.

"Impulsar el crecimiento"

Zapatero, que acaba de impulsar en España un ajuste durísimo que reducirá en 2011 el crecimiento en medio punto de PIB, del 1,8% al 1,3%, hizo suyo ese camino intermedio. "Algunos países necesitamos la consolidación fiscal, pero todos necesitamos impulsar el crecimiento económico". "A eso no se puede renunciar", dijo a sus socios.

El G-20 recomendó con carácter general reducir a la mitad en 2013 los déficits y estabilizar la deuda en 2016. Una exigencia que los países europeos ya cumplen, entre ellos España, cuyo agujero fiscal fue del 11,9% del PIB en 2009 pero que caerá hasta el 6% en 2011 y al 3% en 2013, según los planes del Ejecutivo. La previsión oficial también señala que la estabilización de la deuda se realizará en 2012, aunque la Comisión Europea es más pesimista y cree que no llegará hasta 2013.

En su discurso, Rodríguez Zapatero mostró su determinación por ahondar en la transparencia y en regulación de los mercados financieros, que en Europa han llegado a amenazar la estabilidad de países como España y Grecia, al cuestionar su solidez y capacidad para afrontar el pago de su deuda. "Tenemos el compromiso de imponer deberes a los mercados", dijo con contundencia.

Según explicaron fuentes gubernamentales, el presidente propuso encargar al FMI un informe acerca de los "mecanismos para contener la especulación" para presentarlo en la próxima cumbre del G-20, que tendrá lugar en Seúl en noviembre. El mensaje denota que Zapatero tiene muy presentes los ataques especulativos que forzaron a Europa a crear un mecanismo de rescate de 750.000 millones.