RD. CONGO

El jefe de los rebeldes tutsis congoleses, Laurent Nkunda, detenido en Ruanda

Imagen de archivo del detenido
El jefe de los rebeldes tutsis congoleses, Laurent Nkunda, detenido en Ruanda
EFE

El general Laurent Nkunda, líder de la guerrilla tutsi congolesa del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), fue detenido en territorio de Ruanda por la fuerza conjunta congoleña y ruandesa que actúa en la República Democrática del Congo (RDC).


Según un comunicado conjunto, Nkunda fue detenido tras cruzar la frontera de la RDC hacia Ruanda y después de haber resistido con sus guerrilleros a la fuerza conjunta del Ejército congoleño y las Fuerzas de Defensa Ruandesas en Bunagana.


En la nota, el general congoleño John Numbi, responsable de las operaciones de la fuerza conjunta del Congo y Runda en el este del país, hace un llamamiento a los tres batallones de rebeldes del CNDP que luchaban a las órdenes de Nkunda para que se integren en las Fuerzas Armadas de la RDC.


Mientras tanto, según la emisora local congoleña Radio Okapi, patrocinada por la ONU, sigue el despliegue de soldados gubernamentales del Congo y de las Fuerzas de Defensa de Ruanda en la provincia oriental congoleña de Kivu Norte, en especial en las zonas de Rutshuru y Kiwanja.


La emisora asegura que en esa zona no ha habido conflictos entre las fuerzas conjuntas congoleñas y ruandesas y los rebeldes del CNDP leales a Nkunda, que ocupaban la región desde la ofensiva que el grupo guerrillero tutsi realizó entre agosto y noviembre de 2008, en la que llegó a las puertas de Goma, capital de Kivu Norte.


La situación era de calma en Rutshuru y Kiwanja, unos 80 kilómetros al norte de Goma, según testigos no identificados citados por la emisora, que señalaron que había "una relación de confianza" entre los militares congoleños y ruandeses y los efectivos del CNDP que se encontraban en las localidades.


Entre 3.500 y 4.000 soldados ruandeses han entrado desde el pasado martes en la RDC para ayudar a los soldados gubernamentales congoleños a desarmar a la guerrilla hutu de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), asentada en el Congo después del genocidio ruandes de 1994.


Unos 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados entre abril y julio de 1994 en Ruanda por el antiguo ejército ruandés y la milicia hutu "interahamwe", que huyeron luego al este del Congo y donde formaron el FDLR, que ha atacado desde entonces poblaciones ruandesas y congoleñas, especialmente de la etnia tutsi.


El general Laurent Nkunda, que forma parte de los banyamulenges o tutsis congoleños y que estuvo integrado en las tropas gubernamentales del Congo, se rebeló posteriormente con el CNDP para defender los derechos de su etnia, tras denunciar los ataques contra ellos y el abandono del Gobierno de Kinshasa.


Una facción escindida este mismo mes del CNDP y encabezada por Bosco Ntaganda se enfrentó a Nkunda y se unió a las tropas del gobierno la semana pasada.


La facción de Nkunda mantenía hasta ahora unas conversaciones en Nairobi con el Gobierno congolés y la mediación d ela ONU para llegar a una paz definitiva en el este del Congo.


El pasado noviembre, los gobiernos de Kigali y Kinshasa firmaronn un comunicado conjunto en el que indicaban que habían acordado resolver eficazmente los conflictos creados por grupos armados que actúan en ambos países.


Eso ha llevado a la actual operación, que pretende el desarme de la guerrilla ruandesa del FDLR y también el desarme o integración en las Fuerzas Armadas de la RDC de los rebeldes del CNDP.


Mientras tanto, la Miión de la ONU en el Congo (MONUC), que ha sido excluida de la operación miliar conjunta congoleña ruandesa, ha recordado a las partes implicadas la necesidad de tener en cuenta la protección de los civiles y garantizar el pleno respeto del derecho internacional humanitario.


La MONUC ha señalado que negocia con el Gobierno congoleño su participación en la operación para desarmar a los rebeldes hutus ruandeses, aunque ha criticado la opción amada y recomendado buscar una vía pacífica para persuadirles de que depongan las armas.