HAITÍ

El Gobierno de Haití despacha sus asuntos desde una mesa de campin

El presidente Préval se queja de que la comunidad internacional apenas se ocupe de su Ejecutivo, así como de la falta de coordinación entre la ONU y la fuerza estadounidense

Un haitiano carga con un cesto en Puerto Príncipe ante la mirada de un soldado estadounidense.
El Gobierno de Haití despacha sus asuntos desde una mesa de campin
J. P. K./AFP

El Gobierno de Haití despacha sus asuntos en una mesa de campin. Ahí puede verse a la ministra Marie Laurence Jocelyn Lassegue con un cuaderno en la mano. Como sus compañeros, la enérgica mujer lleva una camiseta negra con la leyenda 'Ministerio de Cultura y Comunicación'. Parece extenuada, pero cada día se entrega a responder un sinfín de preguntas de periodistas.


La falta de infraestructura hace que la situación del Gobierno sea, si cabe, más catastrófica. Después del devastador terremoto del 12 de enero, que dejó una cifra estimada de 180.000 muertos, tiene que reconstruir el país casi desde cero. Y afronta el reto tras perder a muchos funcionarios y con el palacio y todos los ministerios, a excepción del de Asuntos Sociales, reducidos a escombros.


"Por suerte, todos los ministros sobrevivieron", explica Jacques Adlan, del Ministerio de Cultura. Sin embargo, buena parte de los empleados de la agencia impositiva murieron. Las ministras de la Mujer y de Cultura perdieron a sus jefes de gabinete. Y entre los más de cien diputados y senadores son muchos los que resultaron heridos o quedaron sin hogar.

"La sede de Gobierno está ahora aquí, en la Dirección de Policía", añade Adlan. En los terrenos situados entre el aeropuerto y el centro logístico de la misión de Naciones Unidas hay varios 'bungalows' con "oficinas". En la entrada se ve la bandera haitiana ondeando a media asta. Y a la sombra de unas lonas, unos jóvenes con la camiseta del Ministerio trabajan con sus portátiles en sillas de plástico y mesas plegables.


El presidente René Préval, que acude a las ruedas de prensa con la camisa abierta y sin corbata, se queja de que la comunidad internacional apenas se ocupe de su Gobierno. "La ayuda va directamente a las organizaciones extranjeras, y su coordinación mutua es insuficiente", lamentó. A Préval le gustaría una mayor participación del Ejecutivo en la distribución de la ayuda, en vez de limitarse a observar cómo las organizaciones asumen sus tareas.

Los roces por las diferentes competencias afectan no solo a las organizaciones de ayuda, sino también a la misión de la ONU y al Ejército estadounidense. Ambos tienen sus soldados, helicópteros y camiones en Puerto Príncipe, y parecen claramente más presentes y eficientes que las Fuerzas de Seguridad locales. "La misión de la ONU y nuestra policía son responsables de la seguridad, con el apoyo de los estadounidenses", subraya Préval.


En la práctica, nadie tiene la capacidad de garantizar la seguridad en Haití. Hace pocos días una multitud se abalanzó sobre un camión con una carga de arroz. La Policía disparó al aire para dispersarlos. "La gente no saquea. No son criminales", comentó un testigo. "Solo tienen hambre".