DEMOCRACIA

El efecto dominó

Los regímenes autoritarios del mundo árabe están muy pendientes de 'la revolucion de los jazmines'. La caída de Ben Alí podría tener un efecto dominó en países como Argelia, Egipto o Jordania, con problemas semejantes a los de Túnez.

LOS activistas en Oriente Próximo hacen llamamientos al cambio en sus países tras lo que denominan 'la revuelta tunecina'; sin embargo, los expertos consideran improbable el éxito de un efecto dominó.

Los grupos opositores en Egipto anunciaron su apoyo a los tunecinos, mientras cientos de personas protestaban cerca de la embajada de Túnez en El Cairo en la noche del viernes, poco después de que se publicaran mensajes online de felicitaciones a los tunecinos por "la victoria" tras el abandono del poder y la huida del país del presidente Ben Alí.

Ayer, un reducido grupo de 50 manifestantes mantenía una pequeña protesta cerca de la embajada, aunque fueron obligados a alejarse del edificio tras la llegada de centenares de miembros de las fuerzas de seguridad. Las calles cercanas fueron acordonadas y se bloqueó el paso al tráfico.

"Los sucesos en Túnez cambiarán la dinámica de la región después de que los manifestantes tunecinos hayan envalentonado a los grupos opositores de la región", considera el director de investigación del 'Brookings Doha Center', Shadi Hamid. Pero, considera que será difícil que los sucesos de Túnez se repitan en países como Egipto a corto plazo. La razón es la fuerte presencia de los Hermanos Musulmanes, el mayor grupo opositor del país. "Egipto utiliza siempre la carta islamista para frustrar el cambio", asegura. "Ello asusta a la gente dentro y fuera del país".

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, de 82 años, afronta una creciente insatisfacción por la falta de reformas democráticas y problemas económicos en su país, un aliado clave de Estados Unidos. "Mubarak: también hay un avión esperando a que te vayas", escribieron muchos activistas en sus webs de redes sociales.

"Vergüenza a los dictadores"

La red árabe de Información para los Derechos Humanos, con sede en El Cairo, expresó "su alegría y felicitó al pueblo tunecino por forzar al dictador Ben Alí a marcharse". "Vergüenza para todos los dictadores árabes y quienes les apoyan; a los partidos políticos marionetas, periodistas corruptos y organizaciones cómplices", añadió.

Los Hermanos Musulmanes describieron los sucesos en Túnez como un mensaje que revela cómo "el pueblo árabe e islámico es capaz de lograr sus demandas de libertad pese a haber vivido mucho tiempo bajo la tiranía y la injusticia".

Los sirios también expresaron su alegría por "la victoria del pueblo". "La voluntad de nuestros hermanos en Túnez se impuso finalmente a las fuerzas de la opresión", decía Abu-Jasim Qabani, en un mercado en Damasco.

Sin embargo, es en Argelia y Jordania donde la situación es más similar a Túnez, cree Hamid. Argelia es uno de los países más volátiles políticamente en la región, y en Jordania, pese a la apariencia de crecimiento económico, un gran grupo de jóvenes con estudios son víctimas del desempleo.

"Vamos a oír más a los líderes árabes decir que están creando nuevos puestos de trabajo, relajando las tensiones económicas y bajando los precios de los alimentos", añadió Hamid. "Pero la gente ya escuchó antes esta retórica, por lo que ahora los ciudadanos se sentirán decepcionados".