AFGANISTÁN

El comandante de la ISAF pide una nueva estrategia para Afganistán

El lento goteo de resultados oficiales de las pasadas elecciones presidenciales da una engañosa sensación de normalidad democrática para un país que vive una situación "grave", según reconoce el propio comandante de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF), Stanley McChrystal, que en su último informe para la cúpula de la OTAN y la Secretaría de Defensa estadounidense recomienda un cambio en la estrategia para lograr así un éxito que aún considera posible.


"La situación en Afganistán es grave, pero el éxito es posible, lo que hace necesaria una estrategia de implementación revisada, el compromiso y resolución y una mayor unidad en el esfuerzo", indicó McChrystal en su informe en el único contenido oficial difundido del mismo por la propia ISAF. El resto de lo que conocemos de este último informe del estado de la guerra es lo difundido por la cadena británica BBC, que asegura haber tenido acceso al documento.


McChrystal, según la BBC, indica directamente que la actual estrategia militar desarrollada para combatir a los talibán "no funciona". El propio McChrystal comparó en una Guía de Contrainsurgencia publicada la semana pasada a las fuerzas aliadas con un toro que embiste contra un matador (los talibán), que debilitan a su rival con cada "corte".


En cuanto a las prioridades, el informe de McChrystal establece que la protección de los civiles afganos ante los talibán debe ser el objetivo primordial. Sin embargo, no hace petición alguna de más tropas, una circunstancia con la que se especulaba.


McChrystal recoge también, según la BBC, que la población afgana vive una cierta crisis debido a que percibe que la guerra contra los talibán no le reporta beneficios en su vida diaria. Además, señala que el objetivo es que las fuerzas afganas asuman el liderazgo en el conflicto, pero reconoce que el Ejército afgano no estará listo para hacerlo hasta dentro de tres años, muchos más en lo que se refiere a la Policía.


Otro de los objetivos que recomienda McChrystal es que las localidades que sean arrebatadas a los talibán no sólo sean tomadas, sino que sean tomadas y conservadas.


En lo que respecta a los talibán en sí, McChrystal asegura que un 60 por ciento del problema estaría resuelto si se ofreciera trabajo a los milicianos insurgentes.


Altos mandos militares estadounidenses citados bajo condición de anonimato por la CNN ratificaron recientemente la pesimista valoración de McChrystal asegurando que los talibán tienen una "considerable influencia" en un tercio del territorio afgano. El jefe del Estado Mayor Conjunto, el almirante Michael Mullen, llegó a afirmar que la situación en Afganistán es "grave y sigue deteriorándose".


Los expertos destacan la necesidad de luchar contra la corrupción y mejorar la vida diaria de los afganos porque los talibán aprovechan esta ausencia del Estado para expandir su influencia y ganar apoyos. Los talibán gestionan ya tribunales, hospitales e incluso una oficina del defensor del ciudadano, todo un estado paralelo, según destaca un asesor de McChrystal, David Kilcullen.


"Suelo preguntar a los afganos a quién acudirían si les roban una cabra o una bicicleta. Nunca responden que a la Policía. Se ríen de esa idea. Dicen que los policías les golpearían por molestarles, pero si se lo dicen a los talibán, conseguirán que se lo devuelvan. Puede que manchado de sangre, pero te lo devuelven", relató durante una charla en el Club Nacional de Prensa de Australia.


"Los esfuerzos que sean necesarios"

En cualquier caso, la voluntad política para apoyar el esfuerzo bélico en Afganistán parece no flaquear, al menos en lo que respecta a las declaraciones. Hoy mismo, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero indicó que Afganistán es "un objetivo estratégico básico" para garantizar "la seguridad y la lucha contra el terrorismo" y que España realizará "los esfuerzos que sean necesarios" en el país asiático.


La postura es asimilable a la del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien el pasado 17 de agosto aseguró ante un grupo de veteranos estadounidenses que la guerra contra los talibán no es una "guerra elegida", sino una "guerra necesaria". El propio Zapatero destacó el "gran consenso" que existe en la comunidad internacional en el compromiso con Afganistán e incidió en la necesidad de garantizar la estabilidad del país asiático.


Todo parece apuntar a que se está preparando el terreno para un nuevo anuncio de petición de incremento de tropas adicional que se sumaría al contingente extraordinario enviado por la práctica totalidad de los países presentes militarmente en el país con motivo de las elecciones presidenciales del pasado 20 de agosto.

Resultados electorales


Precisamente se dieron a conocer nuevos datos actualizados de los comicios correspondientes al 47,2%de las mesas electorales, en los que el actual presidente, Hamid Karzai, sigue en cabeza con el 45,9 por ciento de los votos, muy por delante de su principal rival, el ex ministro de Asuntos Exteriores Abdulá Abdulá.


Abdulá ha recortado cierta distancia con respecto a Karzai, pero el auténtico dolor de cabeza para las fuerzas de seguridad afganas e internacionales presentes en el país es que parece complicado que Karzai alcance el 50 por ciento de los votos, condición necesaria para evitar una segunda vuelta de las presidenciales. Los talibán más que previsiblemente volverán a boicotear esta votación con amenazas y nuevos atentados con el objetivo de debilitar al ya de por sí endeble Estado afgano.


Datos objetivos

Mientras, continúa el goteo de muertos en ambos bandos, aunque la atención mediática en Occidente sea casi exclusivamente para los militares extranjeros, en su mayoría estadounidenses y británicos, fallecidos en ataques de la insurgencia.


El dato irrefutable es que agosto se ha convertido en el mes más mortífero para las tropas de Estados Unidos desplegadas en Afganistán desde la invasión de 2001. Con la muerte hoy de dos soldados en dos incidentes distintos, ambos relacionados con artefactos explosivos improvisados, en el sur del país, la cifra total de fallecidos este mes es de 48.


Con este fallecimiento se ha sobrepasado el récord mensual anterior, el que ostentaba julio de este mismo año, periodo en el que perdieron la vida 45 militares norteamericanos. Además, ya son 179 los estadounidenses muertos en Afganistán en lo que va de año, con lo que este es ya el año más mortífero para el Ejército norteamericano desde 2001, a pesar de que sólo estamos en agosto.


La violencia ha sido particularmente intensa en el sur de Afganistán, donde las tropas de Estados Unidos llevan a cabo desde hace meses una gran operación contra el principal bastión de los talibán, y en el este, cerca de la frontera con Pakistán. Precisamente en estas zonas está desplegado el contingente británico, que con las dos muertes de hoy ya suma 210 bajas desde la invasión.


Los analistas destacan que McChrystal asumió el mando de las operaciones en Afganistán el pasado 15 de junio de manos del general David McKiernan con la orden explícita de dar un giro radical a la guerra. Sus primeras medidas han ido encaminadas no tanto a perseguir y acabar con los milicianos talibán como a proteger a la población afgana de los ataques de éstos, una estrategia similar a la defendida por el jefe del Mando Central estadounidense y antiguo responsable de las operaciones en Irak, David Petraeus.


En estos momentos, McChyrstal dispone de 103.000 militares bajo su mando, 63.000 de ellos estadounidenses. La mitad fueron enviados por decisión expresa de Obama, que seguía así con las directrices fijadas ya durante la era Bush. Está previsto que este contingente alcance la cifra de 110.000 militares para finales de año, la mayoría de ellos estadounidenses.