RELACIONES INTERNACIONALES

EE. UU. despliega su nueva estrategia en Oriente Próximo

El primer objetivo de la Casa Blanca es ganarse la confianza y mostrar que se toma en serio las reivindicaciones de todas las partes implicadas en el conflicto.

Estados Unidos lleva a cabo una intensa ronda diplomática en Medio Oriente, la más ambiciosa en décadas, que va a servir para comprobar si los hombres de Obama son capaces de volver a sentar en la mesa de negociaciones a israelíes y palestinos.


Los más optimistas se atreven a comparar la nueva ofensiva con la llevada a cabo durante la era de Jimmy Carter que condujo a la firma de un histórico acuerdo de paz entre Egipto e Israel. Expertos árabes creen que pese a la buena voluntad norteamericana los resultados no serán tan sorprendentes.


Estos días se encuentra por la región el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, que ya ha visitado Israel y Jordania y este martes visitaba Iraq, y el enviado especial de la Casa Blanca para Oriente Medio, George Mitchell, que ha recorrido Siria, Israel, Egipto y Cisjordania, mientras volvía a verse las caras con el líder judío, Benjamin Netanyahu, en un encuentro en el que hubo "progresos", según reconoció el diplomático estadounidense.


Creo que la actual iniciativa puede ser comparada con la del presidente Jimmy Carter a finales de los setenta", ha declarado Emad Gad, encargado de la Unidad de Israel del Centro Al Ahram para Estudios Políticos y Estratégicos. Aquella campaña condujo a la firma de los acuerdos de Camp David, y del tratado de paz entre Egipto e Israel, suscrito en el 1979.


Pero, ¿logrará toda esta intensa actividad diplomática cambiar la agresiva política de asentamientos de Israel? ¿Controlará Hamás de una vez a sus violentas milicias y su permanente amenaza contra intereses judíos? El primer objetivo de la Casa Blanca es más bien modesto: ganarse la confianza y mostrar que se toma en serio las reivindicaciones de todas las partes implicadas en el conflicto sin desdeñar actores tan importantes como Siria e Irán.


Para Mitchell es vital que Netanyahu abandone su inmovilismo y acceda trabajar en una fórmula donde se aborde la congelación de asentamientos judíos en territorios palestinos, el gran tabú de su gobierno. Si al día de hoy parece improbable que Tel Aviv vaya a ceder en este asunto, Obama ya ha dejado claro que para avanzar es imprescindible que Israel ponga fin a su política colonizadora en territorio palestino.


Acercamiento


Sobre este gran nudo, Benjamín Netanyahu se ha referido a un "acercamiento" que permite continuar el proceso diplomático, aunque las negociaciones directas tendrán que esperar. El presidente palestino, Mahmud Abbas, ha asegurado que no se citará con el primer ministro israelí si no se detienen las edificaciones.


La actual campaña diplomática de EE UU intenta borrar la herencia de George Bush, cuya actitud demasiado condescendiente con Israel llegó a generar graves daños en los vínculos entre su país y el mundo islámico. Como rasgo distintivo de los nuevos tiempos, la Administración norteamericana no tendrá reparos en hacer responsable a cualquier parte de los incumplimientos, algo que puede resultar duro al principio pero que le otorgará más credibilidad.


Mientras, el secretario de Defensa, Robert Gates, ha llegado a Irak para discutir sobre el terreno con las autoridades iraquíes la salida de las tropas norteamericanas prevista para finales de 2011 así como para ultimar la posible venta de una importante partida de armamento a Bagdad.


Gates buscará dar la continuidad a las conversaciones mantenidas la semana pasada por el primer ministro Maliki y el presidente estadounidense Barack Obama, en Washington. Ambos países se comprometieron a mantener relaciones bilaterales normales después del traspaso de poderes.


Y la normalidad pasa por los millones de dólares que Irak espera gastar en compra de armas a EE UU. Bagdad quiere comprar al menos 18 aviones de combate F16, además de helicópteros y tanques, para afrontar las posibles amenazas de los países vecinos cuando se hayan ido las tropas estadounidenses.


Gates también tratará la ayuda que su gobierno puede ofrecer al Maliki para superar la fuerte división existente entre la minoría kurda y la mayoría árabe que amenaza la estabilidad del país.