LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Dinero, mucho dinero

Las cuentas de votos y delegados cambian poco pero el dinero empieza a entrar a raudales en la campaña de Clinton.

"Si Hillary gana por 12 puntos o más, le doy mi apoyo. Si no, voy a aguantar mi voto dos o tres semanas más a ver qué pasa", adelantó el superdelegado Bill George a este periódico, horas antes de que se conociese el resultado. La ex primera dama ganó a lo grande (54,7% contra 45,3%), pero se quedó dos puntos corta de la marca que habían puesto muchos superdelegados para arrojarle el sombrero. ¿Y ahora?


"Los superdelegados buscaban claridad y no la han encontrado. Ahora el proceso va a durar más", sentencia el profesor de política de la Universidad de Temple Michael Hagen. "En las últimas semanas los superdelegados habían empezado a alinearse detrás de Barack Obama pero el mensaje que recibieron ayer en las urnas es de esperar". Como dijo Clinton, "la marea está cambiando". ¿Será verdad que ahora los vientos soplan a su favor?


En cuestión de números, Pensilvania ha cambiado poco. Clinton sólo ha avanzado 16 delegados, por lo que cuando todo esté contado Obama le sacará unos 150 de ventaja. Si bien se ha apuntado medio millón de votos más que su contrincante, éste sigue por delante en el voto popular por unos 200.000. E incluso en el improbable caso de que se tengan en cuenta los votos de Michigan y Florida, que se anularon por violar el calendario del partido, la ex primera dama sólo conseguiría empatar.


"No va a ganar el voto popular", insiste Hagen, "Tendría que ganar a lo grande todo lo que queda ". Por mucho que haya cambiado la marea, el camino de Hillary a la Casa Blanca sigue cuesta arriba. Quedan siete estados y dos territorios asociados en juego, que arrojarán poco más de 400 delegados a la partida.

Los siguientes


Los siguientes en opinar son Carolina del Norte e Indiana, que suman 218. El primero es el que más tiene que ofrecer, pero Obama parte como favorito debido al 21.7% de afroamericanos. Si algo ha demostrado Pensilvania, donde el 92% de los negros han votado por Obama, es que la población de color ya se ha olvidado de la madre blanca y el título de Harvard que al principio de la campaña le hacían dudar de si Obama era realmente uno de los suyos.


La batalla, por tanto, se dará en Indiana. Un estado de características sociales y económicas semejante a las de Ohio y Pensilvania, donde Clinton ha sacado diez puntos de ventaja. Sólo su cercanía a Illinois, el hogar de Obama, le sirve de trampolín. Después de eso, las perspectivas de Hillary sólo son buenas en Virginia Occidental, que tiene apenas 39 delegados, y Puerto Rico. Todo lo demás es probable que caiga en el marcador de Obama.


Para ese pulso final de mes y medio Clinton necesita algo que Pensilvania parece haberle traído: dinero. En las primeras horas que siguieron al anuncio de los resultados su campaña presume de haberse embolsado cuatro millones de dólares, su marca más alta.


En los últimos dos meses la multimillonaria senadora ha recaudado la mitad que su contrincante, lo que le ha dado una clara desventaja en las ondas de televisión. En Pensilvania Obama invirtió en anuncios tres veces más que ella, gracias a lo cual pudo rebajar a la mitad la ventaja de 20 puntos que Clinton le sacaba hace mes y medio en las encuestas, sin por ello llegar primero a la meta.


"Seguro que ahora se están arrepintiendo de haberle invertido tanto tiempo y dinero a Pensilvania, en vez de haberse peinado Indiana", sospecha Hagen. Su pronóstico es que si Obama gana Indiana el 6 de mayo los superdelegados volverán a su regazo y para el final de la contienda podrá presumir de haber alcanzado el número mágico de los 2025 que cierra la nominación demócrata.


"Sólo convencer a la cuarta parte de los 300 superdelegados que siguen indecisos, pero como pueden cambiar de opinión en cualquier momento hasta que voten en la convención, si su margen no es abrumador Clinton seguirá luchando. ¿No lo harías tú si hubieras trabajado tanto por eso y lo tuvieras tan cerca?", deja caer.