DISCURSO A LA TELEVISIÓN ESTATAL

«No dejaré el poder y moriré en Libia»

Gadafi niega que hayan muerto centenares de personas en las revueltas de los últimos días. «Cogeré mi fusil y derramaré hasta la última gota de mi sangre», afirmó en un discurso calificado de «aterrador» por Merkel.

Tres libaneses siguen por televisión el discurso de Gadafi, ayer en Beirut.
«No dejaré el poder y moriré en Libia»
WAEL HAMZEH/EFE

El líder libio Muamar el Gadafi anunció ayer que no dejará el poder e hizo un llamamiento a sus partidarios para que salieran a la calle «a proteger la revolución». En su discurso a la televisión estatal, Gadafi anunció también reformas para «una nueva república».


El líder libio advirtió de que si la situación no se normaliza en los próximos días encabezará un movimiento «con el apoyo de millones de habitantes del desierto que limpiará Libia casa por casa». Gadafi aseguró que está «fuera de toda duda» su dimisión, que los manifestantes le reclaman desde el 17 de febrero pasado.


El líder libio añadió que él no se considera un presidente, sino «un dirigente de la revolución». «Si yo fuera presidente os tiraría mi dimisión a la cara, pero yo soy el líder de la revolución, cogeré mi fusil, permaneceré en Libia y derramaré hasta la última gota de mi sangre», aseguró en su discurso.


Los disturbios en Libia desde hace una semana han dejado centenares de muertos, pero según Gadafi es una «mentira» de las cadenas de televisión de los vecinos árabes.


Respecto a los manifestantes que reclaman justicia y libertad dijo: «Son unos jóvenes de 16 a 17 años que se drogan y están manipulados por los agentes de los servicios secretos extranjeros».


No habrá perdón


Con un tono en ocasiones amenazante, en otras conciliador, apuntó que aquellos que levantan sus armas contra Libia son merecedores de la pena de muerte y en esta ocasión no habrá perdón aunque «lo pidan sus familias» y las autoridades pudieran proceder a su reeducación.


Saif al Islam, uno de los hijos de Gadafi, barajó en su intervención televisada del pasado domingo la posibilidad de la partición del territorio libio en diversos estados si continuaban los disturbios.


Igualmente utilizó la amenaza del terrorismo y calificó a los islamistas como parte de los manifestantes «afiliados a Al Qaeda de Bin Laden».


El líder preguntó en su discurso: «¿Queréis que Estados Unidos ocupe Libia como ha hecho con Iraq y Afganistán?


Después de las amenazas ofreció la posibilidad de elaborar una constitución y nuevas leyes, a la vez que anunció la creación de nuevas administraciones locales, «comités populares». «Mañana podemos comenzar una nueva república», dijo, y prometió la posibilidad de disponer del petróleo y de otras riquezas del país que los libios se repartirían.


Rechazo tras el discurso


Las reacciones al discurso de Gadafi no tardaron en producirse, tanto en Libia como en la comunidad internacional, y si la televisión estatal difundió imágenes que presentaban escenas de alborozo en Trípoli, los habitantes de esta ciudad recibieron el discurso con rechazo.


La cadena qatarí Al Yazira recogió las reacciones en Bengasi, donde ciudadanos tiraron sus zapatos contra pantallas gigantes desde donde sus habitantes seguían las declaraciones de Gadafi. La misma cadena manifestó que los disparos entre mercenarios y manifestantes se sucedieron en diversos puntos de la capital libia después de la intervención del mandatario, sin precisar si hubo nuevas víctimas.


Cerca de 300 personas han muerto en los últimos días en la ciudad de Bengasi por los disparos y los bombardeos dirigidos contra las protestas civiles que estallaron en esa ciudad, que se encuentra bajo control de las fuerzas de la oposición.


A pesar de las violentas protestas que sacuden Libia, Gadafi aseguró en su alocución que está «dispuesto a morir en Libia» y a combatir a «las ratas que crean los disturbios».


En cuanto a estas palabras, el activista opositor libio exiliado en Londres Yomaa al Qamati dijo en una entrevista con Al Yazira que «el discurso refleja el grado de desesperación que está viviendo (Gadafi)». Qamati señaló que el dirigente libio ha dado a entender que la permanencia de él y su familia en el poder es «la única alternativa a la destrucción del país».


«Este hombre necesita ser ingresado en un hospital psiquiátrico. Tenemos informaciones que apuntan a que, si se siente acabado, recurrirá a incendiar los pozos petroleros, y esto causará una catástrofe ambiental, económica y política», agregó el activista.


Mientras, la familia real libia, que fue derrocada por el golpe de Estado liderado por el coronel Gadafi en 1969, confía en que el actual mandatario no permanezca durante mucho más tiempo en el poder y sea derrotado por las manifestaciones antigubernamentales.


El príncipe heredero libio, Muhammad As Senussi, cuyo padre y tío abuelo fueron destronados tras una serie de revueltas en el mundo árabe, indicó ayer que los manifestantes que exigen la caída del régimen de Gadafi serán «al final» los «vencedores».


«Su lucha para permanecer en el poder no durará mucho por el deseo de libertad del pueblo libio. Esta gran revolución popular saldrá vencedora al final por la unidad del pueblo libio», añadió el príncipe Senussi desde su domicilio en Londres.


Por su parte, la canciller alemana Angela Merkel calificó de «aterrador» el discurso del dirigente libio. «Las noticias que han llegado desde Libia el lunes y ayer son preocupantes y el discurso del coronel Gadafi ha sido muy, muy aterrador», sostuvo. La canciller subrayó que el dirigente libio «ha declarado virtualmente la guerra contra su propio pueblo».


Asimismo, Merkel instó al Gobierno libio a cesar «inmediatamente» el uso de la violencia contra los manifestantes. De no ser así, avisó, Alemania se postulará «a favor de las sanciones contra Libia».


Exigencia de Estados Unidos


Desde Washington, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, reiteró ayer que la violenta represión que ejerce el régimen libio contra los manifestantes que reclaman en ese país mayores derechos es «completamente inaceptable» y «tiene que parar».


En una comparecencia en el Departamento de Estado, Clinton dijo que el mensaje de la comunidad internacional a Libia «es muy claro y no deja lugar a equívocos: no hay duda de que la violencia tiene que parar» y que el Gobierno de Gadafi tiene que respetar los derechos universales del pueblo libio.


El Gobierno de Túnez manifestó su «profunda preocupación» y «gran inquietud» por la situación de violencia en Libia, al tiempo que acusó a las fuerzas de seguridad de utilizar una represión «desproporcionada» contra los «ciudadanos desarmados» que participan en las protestas.


Un estudiante libio que presenció la muerte de varios amigos en las manifestaciones en la ciudad de Al Bayda contra Gadafi dijo ayer que mercenarios africanos han matado a decenas de personas en esa localidad y en Shahat en cumplimiento de las órdenes transmitidas por el mandatario.


Saddam, un estudiante de la Universidad Omar Mojtar de Al Bayna que ha rechazado facilitar su identidad completa, indicó a Reuters que los mercenarios proceden de Chad, Túnez y Marruecos y que dispararon contra los manifestantes.


Miles de tunecinos residentes en Libia han comenzado a regresar a su país en una huida masiva de la violencia registrada en ese país, tal como informaron los medios estatales.


Cascada de dimisiones


El ministro del Interior libio, Abdulá Younis, anunció su dimisión y su adhesión a la denominada «revolución del 17 de febrero», que reclama la salida del dirigente Gadafi, según avanzó la cadena de televisión Al Yazira. El ministro ha pedido al Ejército que se sume a los manifestantes y respalde sus demandas «legítimas».


Además, el representante libio ante la Liga Árabe, Abdel Moneim al Huni, rompió ayer los vínculos históricos que le unen con Gadafi y presentó su dimisión, no sin antes lanzar una dura crítica contra la actuación del régimen y reclamar el procesamiento de las autoridades de Libia.


Los embajadores de Libia en Francia, Indonesia (el país islámico más poblado del mundo) y Túnez presentaron también su dimisión en protesta por la represión contra los manifestantes antigubernamentales, según informó la cadena de televisión Al Arabiya.


Asimismo, el embajador en Emiratos Árabes Unidos arrió la bandera verde del régimen y la sustituyó por la enseña nacional anterior al golpe de Estado de 1969, según informó el Movimiento Juvenil Libio a través de su cuenta en Twitter.


Poco antes, el embajador de Libia en Estados Unidos, Ali Aujali, anunció que había decidido renunciar al cargo porque no quería seguir sirviendo al «régimen dictatorial» de Gadafi.


El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, analizó la situación de Libia y Yemen con el emir de Qatar, Hamad bin Jalifa Al Thani, a quien solicitó que los líderes árabes pidan el fin de la violencia en Libia, según informó ayer el organismo internacional.