SIRIA

Damasco rechaza el enésimo ultimátum de Liga Árabe y se acercan las sanciones

Este sábado están convocados los ministros de Finanzas de los países miembros de la Liga Árabe para dar el visto bueno a las duras sanciones económicas, que aprobarán el domingo los titulares de Exteriores. Este viernes, la represión ha causado al menos 26 muertos.

Partidarios de Bachar al Asad se manifiestan contra la Liga Árabe
Damasco rechaza el enésimo ultimátum de Liga Árabe y se acercan las sanciones
EFE

El enésimo ultimátum de la Liga Árabe a Siria tampoco fue aprovechado este viernes por Damasco para acercar posiciones, por lo que apenas quedan ya resquicios para evitar la imposición de duras sanciones económicas a un régimen cada vez más aislado.


El vicesecretario general del organismo, Ahmed Ben Heli, consideró a media mañana que el plazo para que Siria acepte a una misión de observadores árabes que verifiquen sobre el terreno el cese de la violencia ya había expirado.


El ministro sirio de Exteriores, Walid al Mualem, envió este mismo viernes una nueva carta al secretario general de la Liga en la que planteaba una serie de preguntas y pedía aclaraciones acerca de la misión de observadores árabes. Sin embargo, no parece que en esta ocasión la nueva tentativa siria de ganar tiempo vaya a brindarle resultados.


Ben Heli anunció que este sábado se ha convocado a los ministros árabes de Finanzas en el Consejo Económico y Social para que den el visto bueno a las sanciones, y para el domingo queda la aprobación final por parte de los titulares de Exteriores.


Aunque no es descartable alguna maniobra de última hora por parte del régimen de Bachar al Asad, si se cumplen los plazos -algo siempre incierto cuando la Liga Árabe está por medio- a partir del domingo Siria se enfrentará a un paquete de fuertes sanciones.


Las sanciones económicas previstas por la organización estipulan el cese de los vuelos y de los acuerdos financieros con Siria. También se contempla la congelación de los fondos y el fin de los intercambios comerciales con el Ejecutivo de Damasco, con excepción de las mercancías estratégicas que afectan a la población, así como el cese de las transacciones con el Banco Central Sirio.


Y las sanciones vienen acompañadas de un movimiento aún más doloroso para el régimen sirio: los países árabes planean llevar el caso al Consejo de Seguridad de la ONU.


Al varapalo árabe se sumó Turquía a través de su ministro de Asuntos Exteriores, Ahmet Davutoglu, que consideró la propuesta de la Liga Árabe de enviar observadores como la "ultima oportunidad" para Damasco de salir de la crisis.


"La propuesta de la Liga Árabe es tanto una última como una nueva oportunidad para Siria. Si las autoridades sirias no demuestran buena voluntad y no firman el protocolo, entonces Turquía actuará junto a la Liga Árabe", señaló el ministro.


Mientras en El Cairo se escenificaba el aislamiento de Damasco, Siria recurría una vez más a la represión para aplastar las protestas que, como cada viernes desde el pasado mes de marzo, sacó a miles de personas a la calle.


El total de civiles fallecidos a manos de las fuerzas del régimen se elevó este viernes a al menos 26, entre ellos dos menores de edad, según los opositores Comités de Coordinación Local.


De acuerdo a este grupo, 14 personas perdieron la vida en la provincia de Homs, en el centro del país, mientras que el resto falleció en las zonas de Deir el Zur y Deraa, situadas en el este y sur de Siria, respectivamente, además de en Hama y la periferia de Damasco.


En una muy poca frecuente intervención pública, el Ejército sirio denunció lo que a sus ojos es una "peligrosa escalada" de la violencia, tras la muerte del jueves de seis pilotos de elite a manos de las fuerzas rebeldes en una emboscada en una base aérea de Homs.


Un portavoz militar leyó un comunicado en la televisión estatal siria en el que el mando castrense aseguró que el ataque del jueves es "la prueba de la intervención extranjera" en el levantamiento popular contra Bachar al Asad.


Las Fuerzas Armadas sirias también se mostraron amenazantes al advertir de que "cortará cualquier mano que apunte a la sangre de los sirios" y acusaron a los "enemigos de la nación, principalmente Israel" de ser los "beneficiarios" de este acto.


El régimen volvió a dar muestra de su fortaleza en sus baluartes como Damasco o Alepo (segunda ciudad del país) y volvió a sacar a decenas de miles de partidarios para rechazar la iniciativa de la Liga Árabe, que calificaron como una "violación de la soberanía" nacional.