EE. UU.

Clinton exige una respuesta a la agresión de Pyongyang

La secretaria de Estado de EE. UU. quiere consultar primero a Pekín, que lo ve como un problema entre las dos Coreas. Seúl se inclina por llevar el conflicto al Consejo de Seguridad.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, pidió ayer en Tokio una contundente respuesta internacional al reciente "acto de agresión" de Corea del Norte contra Corea del Sur, que podría implicar más aislamiento para el régimen comunista.

Washington y Tokio se mostraron ayer como un frente unido ante Pyongyang al inicio de una gira por Asia de Clinton, que coincide con un aumento de la tensión en la península coreana y una creciente contestación en la isla nipona de Okinawa contra las tropas de EE. UU.

El jueves una investigación internacional concluyó en Seúl que el hundimiento de una corbeta surcoreana a finales de marzo, que causó 46 muertos, fue obra de un torpedo norcoreano.

Clinton, que viajó ayer mismo a China y la semana próxima a Corea del Sur, dijo en rueda de prensa que el régimen norcoreano debe saber que esa "agresión" a Seúl, que consideró probada, no puede quedar impune y exige una respuesta que no sea meramente regional.

Sin embargo, no quiso adelantar cuál debería ser esa "fuerte respuesta internacional" antes de consultar con Pekín, que lo ve como un problema entre las dos Coreas, y Seúl, que parece inclinarse por llevar el conflicto al Consejo de Seguridad de la ONU.

"Las pruebas son abrumadoras. El torpedo que hundió el 'Cheonan' y se llevó la vida de 46 marinos fue disparado por un submarino norcoreano y EE. UU. condena con firmeza ese acto de agresión", apuntó Clinton en una corta comparecencia junto a su colega nipón, Katsuya Okada, antes de reunirse con el primer ministro, Yukio Hatoyama.

En este sentido, los jefes de las diplomacias de Japón y EE. UU. coincidieron en que la amenaza norcoreana deja en evidencia los desafíos de seguridad que existen en el este de Asia, por lo que consideraron clave la presencia militar estadounidense en Japón.

Estados Unidos mantiene en Japón a unos 50.000 soldados, la mitad en bases del archipiélago de Okinawa, donde son muy impopulares, mientras en Corea del Sur cuenta con otras 28.000 tropas.

Desde hace meses es fuente de fricción entre Tokio y Washington, tradicionalmente dos grandes aliados, el posible traslado de la base estadounidense de Futenma, ubicada en pleno centro de una poblada localidad de Okinawa.

Hatoyama se comprometió a sacar a Futenma del archipiélago antes de llegar al poder en septiembre pero hasta ahora no ha sido capaz de encontrar una solución y recientemente aceptó que "no es factible" hacerlo.

Estados Unidos, que no ha cedido un ápice a la exigencia electoral de Hatoyama, quiere mantener el acuerdo de 2006 para llevar la base a una zona menos poblada de Okinawa, mientras el primer ministro japonés, sabedor de que no logrará su objetivo inicial, se ha impuesto de plazo hasta fin de este mes para encontrar una solución.

Clinton y Okada expresaron su deseo de que pueda llegarse a un acuerdo factible para ambas partes antes de ese plazo, mientras el ministro de Exteriores japonés insistía en que la presencia militar norteamericana es "esencial para la seguridad de Japón".

La secretaria de Estado puso además el acento en la necesidad de mantener "la estabilidad de la región" y afirmó que buscará con Tokio una solución "sostenible", desde el punto de vista operativo y político, para el traslado de Futenma. En el encuentro de ambos jefes diplomáticos también se habló de Irán, ante la posible nueva resolución de la ONU por su programa nuclear, de Afganistán, Iraq y el medio ambiente, temas en los que Clinton alabó el "compromiso" de Tokio.

Tras permanecer apenas tres horas en Japón, Hillary Clinton partió hacia China, donde permanecerá hasta el día 25 para asistir a la Expo de Shanghái y al diálogo estratégico de EE. UU. con el gigante asiático, y el miércoles volará a Corea del Sur para tratar con ese Gobierno la amenaza norcoreana.