ORIENTE PRÓXIMO

Ciberespías de Israel contra la 'yihad'

"Estamos muy lejos de ver el punto más álgido de esta escalada, las discusiones en los foros yihadistas son muy violentas y el nivel profesional y técnico cada vez más elevado".


Quien habla es Gadi Aviran, un reconocido experto en desactivación de bombas formado en el Ejército de Israel o, según se mire, un peligroso fundamentalista obsesionado por vengar al Islam de los ataques de EE.UU, que consume las noches sumergido en blog salafistas aprendiendo recetas caseras de explosivos, planeando atentados en comunidades secretas de debate, o saltando de chat en chat donde el extremismo se jura furioso impondrá el Califato Universal.


Aviran navega en el proceloso mundo virtual del terrorismo en Internet infiltrándose bajo identidades falsas, al igual que los 45 especialistas, -la mayoría de ellos ex espías israelíes-, que trabajan en la empresa que fundó hace cinco años, "Terrogence", suma de las voces en inglés "Terror" e "Intelligence". Su cuartel de operaciones se ubica en antiguo gallinero en algún barrio de Raanana, al norte de Tel Aviv. Los ciber-agentes están cualificados en materia de física, química, encriptación o doctrina islámica, amén de en toda suerte de destrezas tecnológicas. Dominan el árabe, el turco o el farsi, sus dialectos, y manejan la jerga de Al Qaeda y el terrorismo musulmán. Entre sus clientes, asegura, hay "Servicios de Inteligencia occidentales, aeropuertos, policías, usuarios privados o gobiernos", a los que proveen de información fiable sobre amenazas o las capacidades del enemigo global. Y son muchas.


Un mes antes del frustrado atentado contra un avión que se dirigía a Detroit, "Terrongence" ya alertó sobre una sospechosa discusión online de 25 páginas. En ella, un individuo que la compañía israelí rastrea hace años, escribía: "puedes encender un detonador utilizando una cápsula médica llena de ácido sulfúrico concentrado y luego introduciéndolo en el material explosivo". La "cápsula médica", saben hoy, era una inyección como la que portaba el nigeriano Umar Faouk Abdulmutallab .


Gracias a un protocolo similar, pudieron advertir a los Servicios franceses del complot para volar el sistema de aguas residuales de París, que habría inundado el Metro causando una catástrofe. El mensaje triunfal del cerebro del ataque colgado en una página yihadista era: "podemos devolver la ciudad al siglo XIII"


"Analizamos cada discusión para intentar adelantarnos -explica Aviran,-, sabemos que los terroristas barajan subir a los aviones pequeñas cantidades de líquido permitidas para luego juntarlas en el baño y armar una bomba. Después de que en agosto un suicida que había ocultado explosivos en su ano intentara matar al príncipe saudita Mohamed Ben Nayef, en Internet estamos siguiendo debates en los que "los chicos malos" hablan ya de hacerse cirujía en el abdomen para esconder los explosivos y convertirse en bombas ambulantes". "Los escáneres corporales no detectan lo que hay en las cavidades del cuerpo, ese es uno de sus puntos débiles", añade el experto para subrayar también que no todo en "Terrogence" es estar delante de la pantalla de un ordenador.


"Replicamos cada explosivo según las recetas que se intercambian en los foros, -indica Avi Icar, un ex militar miembro del equipo-, lo escaneamos, testeamos su color, el olor, lo detonamos con ello describimos su "huella digital", las trazas típica por las que ya va a poder ser detectado por un escáner mediante un software que vendemos a nuestros clientes". Terrogence monitoriza los escáneres y al personal de Seguridad del aeropuerto israelí de Ben Gurión, probablemente el más blindado del planeta .


Avi Icar saca de un maletín un calzoncillo con una bolsa de explosivo escondida en la tela de la entrepierna. "También recreamos simuladores, todos los ingenios que circulan por el mundo virtual, para calibrar y poner a prueba los escáneres", dice, y muestra una pelota de tenis explosiva, sujetadores, zapatos, botellas de agua letales como bombas.


La conclusión es pesimista. "La tecnología nunca va a estar a la altura de la imaginación de los terroristas, -lamenta Aviran-, esta es una guerra asimétrica: como dijo un jefe del IRA, un aeropuerto necesita tener 365 días de suerte, un suicida solo uno". La solución, advierte, será una "combinación de máquinas, inteligencia y estudio del perfil de los pasajeros", siempre llena de limitaciones. "La Seguridad es un muro de ladrillos lleno de agujeros, nosotros reducimos esos huecos, aunque deben saber que el control total es inalcanzable, -termina-, y que quien tenga pudor ante un escáner, ya puede pensar en ir viajando en tren".