CHINA

China y Taiwán firman un histórico acuerdo para mejorar intereses comunes

La oposición taiwanesa desencadena protestas y acusa a su presidente de venderse a Pekín.

Con la mano en la chequera más que en el corazón, China y Taiwán dejaron sus diferencias y enfrentamientos a un lado y firmaron un paquete de acuerdos comerciales, que permitirá estrechar las relaciones entre ambos países, aumentando la comunicación y relanzando la economía de la isla. Los convenios firmados establecen, por primera vez, conexiones marítimas y postales directas, además del aumento de la oferta aérea, puesta en marcha recientemente, y la colaboración en materia de seguridad alimentaria. Este acercamiento es posible gracias a la actitud del nuevo presidente de Taiwán, Ma Ying Jeou, que ha apostado por mejorar las relaciones entre ambos países. Sin embargo, la oposición taiwanesa no está de acuerdo, y ha organizado protestas, acusando a su presidente de venderse a la China continental.


El conflicto entre China y Taiwán dura ya 60 años, desde que en 1949 comenzaron a regirse por separado, como resultado de la victoria comunista en el contienente. Pero en esta ocasión ambos países dejaron las diferencias de lado, para firmar cuatro convenios comerciales, y dejar apalabrados varios más. Estos cuatro acuerdos hacen referencia, según informaciones de la agencia de noticias china Xinhua, por primera vez a las conexiones marítimas y a la comunicación postal, al aumento de la oferta aérea, y a la colaboración en materia de seguridad alimentaria, un tema de actualidad en la zona por el reciente escándalo de la leche adulterada con melamina de China.


El número de vuelos comerciales directos entre ambos países pasará de 36 a 104, y se permitirán toda la semana, no sólo de jueves a lunes como en la actualidad. Esto permitirá, según el negociador taiwanés, Chiang Pin Kung, reducir el consumo de combustible entre un 40 y un 50 por ciento, además de disminuir el tiempo del trayecto. El acuerdo en materia de comunicación aérea permite también los aviones de carga, pero limitados a 60 al mes.


En cuanto a las conexiones marítimas, se permitirá enviar o recibir cargamentos desde el otro lado del estrecho sin pagar aranceles. Esta medida afectará a un total de 63 puertos chinos y a 11 taiwaneses, permitiendo que el tiempo de viaje se reduzca entre 16 y 27 horas, y los costes entre un 15 y un 30 por ciento. Por su parte, las conexiones postales quedaron implantadas, lo que facilitará la recepción de cartas, pequeños paquetes y postales, que antes no podían ser enviados directamente.


Mecanismos de alerta


Además de los "tres vínculos directos", obstaculizados hasta la fecha, también se estableció un mecanismo de alerta rápida ante casos que puedan atentar contra la salud pública en ambos territorios. El sistema deberá desarrollar vías para ayudar a consumidores y fabricantes y garantizar la entrega de indemnizaciones. Este es el acuerdo que antes entrará en vigor, pues en lugar de 40 días, como los otros tres, se implementará en una semana, para clarificar la crisis desatada a raíz de la leche adulterada con melamina en China.


Durante el acto de firma de los acuerdos, ambos países llevaron a cabo un intercambio de regalos, y quedaron citados de nuevo para el futuro, con el objetivo de abordar otros temas, como la creación de un marco común en materia de Derecho Penal, o la protección de los inversores taiwaneses en china. Además, quedan pendientes acuerdos sobre el sector financiero y banca, laboral y pesquero, así como la situación de la prensa o el sistema educativo.


Este acercamiento fue posible gracias al nuevo presidente taiwanés, Ma Ying Jeou, que luchó desde la campaña electoral en su país por estrechar los vínculos con China, con el objetivo de mejorar la economía de la isla. Esta estrategia le ha valido las críticas del partido opositor, el PPD, apeado del poder a principios de año, y que ha organizado varias concentraciones de protesta, acusando al presidente de venderse a Pekín.


Sin embargo, este acercamiento no ha servido para que China deje de reclamar la soberanía sobre Taiwán, a la que considera provincia rebelde desde 1949, cuando las fuerzas del Kuomingtang huyeron a la isla tras perder la guerra civil frente al Partido Comunista Chino. Además, el presidente taiwanés pedirá a Pekín un mayor margen de movimientos en la esfera internacional, y la retirada de los más de milo misiles que apuntan directamente a Taiwán.