CÓMO SOBREVIVIR 4 MESES BAJO TIERRA

Cada dos días, una ración de leche y atún

Los 33 obreros atrapados en una mina de Chile sobrevivieron durante 17 días con raciones mínimas de comida.

Miembros de los equipos de rescate de los 33 mineros atrapados atienden a los medios
Cada dos días, una ración de leche y atún
CLAUDIO REYES/EFE

Dos cucharadas de atún en conserva y medio vaso de leche cada 48 horas. Galletas y duraznos, una variedad de melocotón, racionados con un patrón similiar. Así sobrevivieron los 33 mineros atrapados en el yacimiento San José del norte de Chile durante los 17 días que permanecieron desaparecidos bajo tierra hasta ser localizados el domingo. Desde entonces, los responsables de la larga operación de rescate -se estima que tardarán al menos tres meses en salir a la superficie- les han hecho llegar agua enriquecida y oxígeno a través de una sonda. Es lo que los expertos recomiendan en estos casos. Pero ellos tienen otras urgencias.

Los trabajadores quieren cepillos de dientes, desodorante, gotas para los ojos, irritados por el polvo, comida y ya puestos también cerveza. Salvo los síntomas obvios provocados por el hambre, todos ellos están bien. No hay heridos ni enfermos. El oxígeno, que empieza a llegar hasta su refugio a 700 metros de profundidad, se hace necesario porque el habitáculo carece de ventilación, lo que les obliga a moverse por las galerías para respirar por otros conductos que tiene el yacimiento.

La cerveza, por supuesto, les fue denegada y los alimentos sólidos deberán esperar hasta que estén mejor hidratados. Los primeros envíos fueron de agua con glucosa en bajas proporciones y un medicamento que evita úlceras y gastritis debidas al estrés. Paulatinamente les enviarán alimentación líquida rica en proteínas, carbohidratos, grasas y vitaminas.

El Ministerio de Salud cuenta con el asesoramiento de expertos de la NASA y del cuerpo de submarinos de la Armada chilena para diseñar una dieta hasta que vuelvan a la superficie. Los responsables del rescate, además, ya han conseguido abrir tres conductos de conexión. Por uno van alimentos y medicinas, por otro se comunican con los mineros y un tercero terminó ayer de establecerse para la ventilación del refugio.

Los operarios hablaron ayer con el ministro de Minería, Laurence Golborne, a través de un mensáfono, un teléfono interno que funcionará como vía de comunicación permanente. El portavoz de los mineros fue el jefe de turno Luis Urzúa. "Estamos bien, esperando que nos rescaten", dijo con toda naturalidad cuando se le preguntó sobre cómo se encontraban.

Mientras el mundo está azorado por su supervivencia, Urzúa contó que ellos estaban preocupados por los compañeros a los que habían reemplazado ese 5 de agosto, cuando parte del yacimiento se desplomó. "Están todos bien, no hubo ninguna fatalidad", les aseguró el ministro, a lo que los mineros respondieron con una explosión de gritos y aplausos. Los trabajadores contaron que durante los dos primeros días intentaron escapar por la chimenea de ventilación, la salida de evacuación en caso de derrumbe, pero carecía de escalera. Poco después, esa vía quedó bloqueada debido a un desplome provocado en el primer intento de rescate desde el exterior.

Ante la complejidad de la operación para devolverlos a la superficie, el ministro quiso ser franco y les explicó que deberán permanecer bajo tierra al menos dos meses más. "Podemos aguantar más que eso", desafió Urzúa con la ya proverbial entereza que caracteriza a estos trabajadores.

Por recomendación de un equipo de psicólogos especializados en situaciones traumáticas, las autoridades sanitarias de Chile decidieron ayer que los mineros atrapados no tendrán contacto directo con sus familiares por teléfono al menos de momento. Los expertos temen que ese encuentro deje a los supervivientes con un alto nivel de ansiedad que deteriore su estado de salud bajo tierra. Lo que sí podrán hacer los familiares es comunicarse con ellos a través de cartas.