MATANZA EN OSLO

Breivik llamó varias veces a Policía noruega para entregarse

Al no recibir respuesta, decidió seguir con la matanza en el campamento juvenil de la isla noruega de Utøya.

El noruego Anders Breivik, escoltado por la Policía.
Breivik dice que quiso castigar a la socialdemocracia por haber «importado» musulmanes
AF PHOTO

El ultraderechista Anders Behring Breivik llamó varias veces a la policía para entregarse, y al no obtener respuesta continuó la matanza en el campamento juvenil de la isla noruega de Utøya, informa hoy el diario 'Aftenposten'.


«Bastante antes de ser capturado, llamó a la Policía. Dice que llamó diez veces y que le respondieron dos. Se presentó como comandante y dio su nombre completo», declaró al diario noruego su abogado, Geir Lippestad.


De acuerdo con las declaraciones del propio Breivik en los interrogatorios del martes y del miércoles, había mostrado su deseo de entregarse y pidió una confirmación de que se había aceptado su propuesta.


«Asegura que recibió respuestas que no entendió y que pidió que lo llamaran de vuelta, de forma que le informaran de que su mensaje de rendición había sido recibido», señaló Lippestad, que ha solicitado escuchar las grabaciones del teléfono usado por Breivik, supuestamente el de una víctima, ya que no encontraba el suyo.


Tras hacer una pausa a la espera de recibir una llamada de las autoridades, que nunca llegó, Breivik decidió continuar con los disparos hasta ser capturado minutos más tarde, según su abogado.


Supervivientes de la matanza han relatado que Breivik hizo una pausa de varios minutos durante el tiroteo, que podría coincidir con el momento en que llamó a la Policía.


Lippestad cree que el ultraderechista consideraba que había cumplido su objetivo y quería también evitar así que lo mataran.


La Policía noruega ha confirmado que la central del distrito de Buskerud sur recibió y grabó una conversación con Breivik.


En el doble atentado perpetrado por él el pasado día 22, murieron 77 personas, ocho de ellas por la explosión de un coche bomba en el complejo gubernamental de Høyblokka en Oslo y las otras 69 en el posterior tiroteo en el campamento de las juventudes socialdemócratas, en la citada isla.Testigos y sospechosos

Un testigo presencial ha afirmado a la televisión pública NRK que vio a Breivik vestido de policía con casco y ropa de protección después de aparcar el coche bomba en el exterior de Høyblokka.


Que llevara una pistola, subiera luego a un vehículo civil y condujera en dirección contraria un trecho hizo que el testigo anotara la matrícula, que facilitó a la Policía después del estallido, lo que ayudó a identificar a Breivik.


Según los cálculos de NRK, el coche bomba permaneció aparcado diez minutos junto al complejo gubernamental.


De acuerdo con el jefe de Seguridad de Høyblokka, Jon Ivar Mehus, no es inusual que coches desconocidos aparquen delante del complejo.


«En principio un coche aparcado no es un peligro potencial. Es algo que nos ocurre con frecuencia¦, dijo Mehus a NRK.


Otro medio noruego, el tabloide 'VG', informó este viernes de que un superviviente de la matanza en Utøya, el joven de 17 años Anzor Djoukaev, permaneció retenido durante 17 horas después de los disparos, como sospechoso de ser ayudante de Breivik.


Tras permanecer bajo custodia policial en Utøya, fue trasladado a la comisaria de Hønefoss, donde fue enviado a una celda de 3,5 metros cuadrados sin baño y con un colchón en el suelo.


El interrogatorio no se produjo hasta la mañana del día siguiente y sin la presencia de un abogado, confirmó la Policía al diario, que admitió que su familia, que temía que hubiera sido una de las víctimas, no fue informada por «error».


«Pensaba que estaban locos por creer que yo podía haber hecho algo así», dijo Djoukaev, quien señaló que los agentes sospechaban de él porque no parecía afectado por la tragedia.


Según la Policía, la causa de la detención fue que otros supervivientes reaccionaron por la actitud reservada del joven y su negativa a comunicarse, lo que hizo que levantara sospechas.