CITA CON LAS URNAS

Birmania celebra elecciones sin presencia internacional y con acusaciones de fraude

Birmania celebró ayer sus primeras elecciones en 20 años para elegir un Parlamento de dos cámaras y 14 cámaras regionales, en unos comicios marcados por las acusaciones de fraude y la falta de entusiasmo que generaron en la población.

Casi 30 millones de ciudadanos estaban llamados a las urnas. Los únicos partidos con perspectivas de alcanzar gran número de escaños son los cercanos a los militares, el USDP y el NUP, liderados por ex militares y empresarios vinculados al régimen. No se sabe cuándo se anunciará el resultado electoral. Fuentes oficiales esperaban que la participación alcanzara al menos el 60%. Durante las elecciones anteriores, en 1990, la participación fue cercana al 70%.

Estimaciones no oficiales apuntan a que el partido prodemocrático NDF -una escisión del NLD de de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi- podría haber ganado en 20 de los 45 distritos en los que competía. Según la revista del exilio 'Irrawaddy', la Junta Militar decretó el estado de excepción en los próximos 90 días para evitar protestas contra los comicios.

La jornada transcurrió de forma pacífica. El único incidente se registró cuando un fotógrafo japonés de la agencia Asia Press Front fue detenido por haber entrado ilegalmente en Birmania, ya que el país casi no permitía la presencia de periodistas extranjeros ni observadores electorales. Solo representantes diplomáticos de países asiáticos, entre ellos Corea del Norte, actuaron como observadores. Embajadores de varios países occidentales declinaron la oferta de visitar determinados colegios electorales.

Los comicios se vieron acompañados de acusaciones generalizadas de fraude. Un fotógrafo de 'Irrawaddy' infiltrado aseguró que en Bogale las urnas para las votaciones ya estaban llenas a primera hora de la mañana. En otros puntos, los representantes de USDP se apostaron junto a las urnas e instaron a los votantes a que escogieran a su partido.

Observadores y políticos internacionales criticaron el proceso, entre ellos el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, o el presidente estadounidense, Barack Obama.