DOS DÉCADAS DE TERROR

Al Qaeda: veinte años contra el mundo

Los combatientes y voluntarios árabes que se dirigieron en masa a Afganistán podían estar contentos en el verano de 1988. La odiada Unión Soviética comenzó a retirar sus tropas del país invadido a fines de 1979. Pero para los más radicales entre los árabes, algunos de los cuales fueron perseguidos en su patria, se planteó la pregunta: "¿Eso fue todo?"


La respuesta llegó el 11 de agosto de 1988 en la ciudad fronteriza paquistaní Peshawar tras una reunión de militantes y financistas árabes. La Yihad (guerra santa) deberá continuar, donde sea necesario, acordaron. Para ello fundaron una organización secreta: Al Qaeda, que significa "la base".


Entre los que se conjuraron en su momento estaban Abdullah Assam, un respetado clérigo de origen palestino; Abu Ubaida, un talentoso líder de tropas de Egipto, y Osama bin Laden, el hijo de un millonario de Arabia Saudí que se había ocupado de la logística y financiamiento de los voluntarios árabes y que había operado campos de entrenamiento militar en Afganistán.


En los primeros años de su existencia, Al Qaeda no era demasiado activa. Bin Laden no pudo establecerse ni en su patria, Arabia Saudí, ni en Sudán. Por ese motivo, en 1996 se trasladó a Afganistán, justo cuando los fundamentalistas talibán se hicieron con el poder.


Sólo bajo su paraguas protector, Bin Laden pudo desarrollar sistemáticamente su organización terrorista. En Sudán, ésta se fusionó con la organización dirigida por el egipcio Ayman al Zawahiri, quien posteriormente se convirtió en el "número dos" de Al Qaeda.


En agosto de 1996, Bin Laden emitió su "declaración de guerra a los ocupantes estadounidenses del país de las dos ciudades sagradas", refiriéndose a Arabia Saudí, con los santuarios musulmanes La Meca y Medina.


"Oh William", declaró directamente al entonces secretario de Defensa estadounidense, William Perry, "dominarlos por el terror es, mientras ustedes lleven armas en nuestro país, una obligación legítima y moral".


Bin Laden y sus combatientes se adhirieron, influenciados por las enseñanzas del fundamentalista egipcio Sajid Kutb (1906-1966), a una doctrina que en la lucha contra los "infieles y cruzados" no distingue entre combatientes y civiles.


Además, otros musulmanes que no siguen la interpretación extremista del Islam pueden ser declarados "takfiris", herejes, y también deben ser combatidos.


La muerte durante la lucha, el "martirio", es realzado con sentido de culto. Como secta mesiánica y nihilista, Al Qaeda está en guerra con todo el mundo.


En agosto de 1998 ocurrió el primer gran atentado terrorista: bombas frente a las embajadas estadounidenses en Nairobi y Dar es Salam causaron la muerte de más de 200 personas.

 

El 11-S e Iraq


Los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center en Nueva York y el Pentágono en Washington eclipsaron a todos los ataques terroristas que se habían producido hasta entonces. Más de 3.000 personas murieron y la superpotencia Estados Unidos fue herida en lo más profundo.


Como consecuencia de este hecho, una coalición militar encabezada por Estados Unidos derrocó al régimen talibán en Afganistán. También Al Qaeda sufrió grandes pérdidas. Bin Laden y Al Zawahiri se refugiaron en inaccesibles regiones tribales paquistaníes en la frontera con Afganistán.

Sin embargo, la invasión de Estados Unidos a Iraq en 2003 hizo que la Yihad reclutara nuevos miembros en todo el mundo. Hombres que en parte habían sido entrenados todavía en Afganistán activaron y crearon células de Al Qaeda, que realizaron sangrientos atentados en Londres, Madrid, Estambul y en la isla turística tunecina de Djerba.

Una gran cadena con franquicias

Algunos expertos, como el autor estadounidense Peter Bergen, comparan Al Qaeda con una cadena de franquicias de carácter capitalista global: células locales operan bajo el "nombre de marca", pero por lo demás actúan de manera descentralizada.


El ex miembro de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Marc Sageman hasta ve venir una "Yihad sin líder", sostenida por imitadores y "terroristas que quisieran serlo". Para ello no tiene importancia si todavía existen Bin Laden y su célula dirigente.


Otros expertos lo contradicen. Los reveses de la coalición occidental en Afganistán y la inseguridad del régimen en Pakistán hicieron entre tanto que Bin Laden se pudiera sentir de nuevo más seguro en su escondite en el noroeste de Pakistán.


Al Qaeda "preservó y regeneró elementos clave de su capacidad de atacar a Estados Unidos", afirmó un análisis conjunto de los 16 servicios secretos estadounidenses hace un año.


Particularmente inquietante es el hecho de que la red terrorista continúe buscando poseer armas químicas, biológicas y radiactivas.


También la "bomba sucia", un artefacto que libera radiación radiactiva sin causar una reacción nuclear en cadena, podría desatar un pánico masivo en una metrópolis occidental, opinan expertos. "Nosotros amamos la muerte más que ustedes la vida", decía en la declaración de guerra de Bin Laden de 1996. Nada indica que algo se haya modificado al respecto.