un todoterreno pudo desatar el pánico

Son ya 102 los muertos por la estampida de peregrinos en el sur de la India

La tragedia sucedió en la noche del viernes en el área boscosa de Pulmedu, situada a pocos kilómetros del templo hindú de Sabarimala, al que miles de devotos habían acudido para cumplir uno de los peregrinajes más importantes de la India.

El número de peregrinos hindúes fallecidos en la estampida ocurrida este viernes en el sur de la India ha ascendido a 102, mientras que los heridos se han situado en torno al medio centenar.


"Hemos recuperado todos los cadáveres en las tareas de rescate llevadas a cabo durante la madrugada a pesar de la fuerte niebla y de que se trataba de una zona montañosa remota", explicó a la agencia india PTI Jacob Punoose, el director general de la Policía de Kerala, estado en el que tuvieron lugar los hechos.


La tragedia sucedió en la noche del viernes en el área boscosa de Pulmedu, situada a pocos kilómetros del templo hindú de Sabarimala, al que miles de devotos habían acudido para cumplir uno de los peregrinajes más importantes de la India.


Los fieles, muchos de ellos originarios de regiones vecinas, habían observado desde una colina la estrella de Makarajyoti, algo que según la creencia religiosa atrae la buena suerte, y estaban iniciando el regreso a sus hogares, cuando un todoterreno irrumpió entre la multitud en un sendero estrecho provocando una estampida.


Tanto el primer ministro indio, Manmohan Singh, como la presidenta, Pratibha Patil, han expresado sus condolencias por lo sucedido, y anunciado compensaciones económicas para las víctimas.


Según la agencia IANS, a la zona se ha desplazado un equipo de 60 médicos que está llevando a cabo autopsias de los fieles fallecidos, mientras que muchas personas intentan identificar a sus familiares.


Las estampidas no son un fenómeno ajeno a las concentraciones multitudinarias de las celebraciones religiosas indias, debidas, en gran medida, a la falta de organización y control para gestionar las aglomeraciones y a la precariedad de las infraestructuras que rodean los lugares de culto.