CONTINÚA LA VIOLENCIA

Al menos nueve muertos en una ola de ataques talibán ocurridos en el este de Afganistán

Al menos nueve personas murieron en los ataques llevados a cabo por milicianos talibán, algunos de ellos obra de suicidas, en las ciudades de Gardez y Jalalabad (este de Afganistán), según el último balance oficial, lo que viene a confirmar la escalada de violencia que atraviesa el país previa a las elecciones presidenciales del próximo 20 de agosto.


Una de los portavoces del Ejército estadounidense, la capitán Elizabeth Mathias, especificó que en Gardez, capital de la provincia de Paktia, los ataques alcanzaron el edificio de la Gobernación y de la Junta Directiva Nacional de Seguridad así como la sede central de la Policía.


En esta ciudad las fuerzas estadounidenses registraron las acciones de al menos tres suicidas. Mientras, el portavoz talibán Zabihulá Mujahid reivindicó en nombre de su grupo estas acciones y aseguró que fueron un total de 15 los milicianos suicidas que las perpetraron.


El portavoz de la provincia de Paktia, Rohula Samon, agregó que en un momento determinado las fuerzas afganas mantuvieron un enfrentamiento de unos 20 minutos con un grupo insurgente que intentaba irrumpir en la sede gubernamental. Al parecer, estos incidentes habían concluido al comenzar la tarde.


Tanto los edificios dañados como decenas de comercios cerraron sus puertas y multitud de soldados afganos y estadounidenses salieron a patrullar las calles. Asimismo, se impuso el toque de queda en algunas vías urbanas próximas a determinadas instalaciones públicas con el fin de incrementar la seguridad.


A los terroristas que actuaron en Gardez habría que sumar otros dos que intentaron atacar una base avanzada de operaciones situada cerca del aeropuerto de Jalalabad, antiguo bastión talibán y capital de la provincia de Nagarhar, fronteriza con Pakistán. La OTAN señaló en un comunicado que sus efectivos lograron detener a un terrorista y abatir a otro antes de que se hiciera saltar por los aires.


Como resultado de todas estas operaciones, fuentes gubernamentales resumieron que al menos cinco efectivos de las fuerzas de seguridad y tres combatientes talibán murieron, mientras que Samon añadió al balance cuatro agentes de seguridad que resultaron heridos. Al menos dos de los terroristas iban vestidos con burka, el tradicional vestido afgano que cubre a las mujeres por completo.


El Ministerio de Defensa describió estos sucesos como de "estilo de comando". Por su parte, el Ministerio del Interior aseguró que las fuerzas gubernamentales identificaron a seis suicidas. Cuatro de estos milicianos murieron, pero los otros dos pudieron detonar la carga explosiva que llevaban consigo y dañar así las instalaciones de la Policía y la Inteligencia que había cerca. Estos ataques simultáneos de los talibán se asemejan a los efectuados recientemente en las provincias de Nuristán y Paktika y en la misma Kabul.

Un mes sangriento


El mes de julio ya se ha convertido en el más sangriento para las fuerzas internacionales desplegadas en Afganistán desde 2001. La violencia se ha multiplicado en todo el país a raíz de que miles de soldados estadounidenses y británicos emprendieron el 2 de julio una gran ofensiva en la provincia sureña de Helmand, un importante punto de la producción de opio en el que los talibán mantienen una presencia significativa.


De hecho, un soldado de Reino Unido perteneciente a la fuerza de eliminación de explosivos murió anoche al explotar una bomba en Helmand, haciendo ascender a 187 las bajas británicas en Afganistán.


Se trata de la primera campaña bajo el mandato del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien ha iniciado una nueva estrategia para derrotar a la insurgencia islamista y estabilizar Afganistán, la mayor prioridad militar de Washington en la actualidad.

Visita de Solana


Por su parte, el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, Javier Solana, aprovechó su visita de hoy a Kabul para mostrar el respaldo de los Veintisiete a la misión.


"Estoy seguro de que cuando la operación termine tendremos la oportunidad de decir que la situación en general, no sólo en el sur, será mejor", señaló. No obstante, Solana matizó que la seguridad "no se está desarrollando de una forma ideal".


En el marco de la estrategia norteamericana, el número de efectivos estadounidenses en el país centroasiático llegará a los 68.000 a finales de año, muchos de los cuales centrarán sus esfuerzos en garantizar la seguridad en las elecciones del mes que viene, las segundas que tienen lugar en la corta historia de la democracia afgana.


Esta situación ha llevado a Washington y Londres a replantearse por cuánto tiempo más deben permanecer sus efectivos en el país al tiempo que crecen las dudas sobre si las fuerzas afganas están lo suficientemente preparadas para asumir las competencias de seguridad.


En este sentido, el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, alertó hoy de que alejarse de la misión de la Alianza en Afganistán tendría un efecto "devastador" y que un fracaso como éste daría vía libre a la red terrorista Al Qaeda.