DERECHOS HUMANOS

AI exige una disculpa a los Gobiernos por seis décadas de promesas rotas

El informe anual de Amnistía denuncia que el respeto a la Declaración Universal de Derechos Humanos sigue siendo una utopía, 60 años después de su proclamación.

Amnistía Internacional (AI) exhortó ayer a los Gobiernos del mundo a disculparse por seis décadas de promesas rotas en materia de derechos humanos y les desafió a comprometerse de nuevo, pero no con palabras, sino con hechos.


"Los Gobiernos tienen que actuar ya para acabar con el abismo que separa lo que se dice de lo que se hace", afirmó la secretaria general de AI, Irene Khan, al presentar en rueda de prensa el informe anual de la organización, que repasa la situación de los derechos humanos en 150 países y territorios en 2007.


"Los Gobiernos actuales deben mostrar el mismo grado de visión, coraje y compromiso que llevó a Naciones Unidas a adoptar la Declaración Universal de Derechos Humanos hace 60 años", añadió.


El informe muestra cómo seis décadas después de la aprobación de esa declaración, que prohíbe la tortura, la gente sigue siendo torturada o sometida a malos tratos en al menos 81 países y EE. UU. considera esos métodos aceptables para obtener información de detenidos en la llamada guerra contra el terrorismo.


Pese a lo recogido en la Declaración, en al menos 54 países se celebraron el año pasado juicios sin las debidas garantías legales y en al menos 77 no se respeta la libertad de expresión.


Aunque el texto aprobado en 1948 estipula que nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso o desterrado, en la actualidad alrededor de 270 personas siguen detenidas en Guantánamo sin que se hayan presentado cargos en su contra ni hayan sido sometidos al debido proceso legal.


A juicio de Khan, el año 2007 se caracterizó por "la impotencia" de los Gobiernos occidentales y "la ambivalencia" o "la desgana" de las potencias emergentes para hacer frente a algunas de las crisis de derechos humanos más graves del mundo. Pero también por "una creciente exigencia de justicia, igualdad y libertad" por parte de la sociedad, que tuvo alguno de sus episodios más destacados en las protestas de los monjes en Birmania o de los abogados en Pakistán.


"No callarán"

"La gente -afirmó Khan- inquieta e indignada, no se quedará callada". Pero, añadió, el precio de la inacción de los líderes mundiales "es elevadísimo". "Tal como demuestran Iraq y Afganistán, los problemas que afectan a los derechos humanos no son tragedias aisladas, sino que actúan como virus que pueden infectar y propagarse con gran rapidez y ponernos a todos en peligro", advirtió la secretaria general de AI.


Pese a ese panorama desolador, Khan cree que el año 2008 presenta una gran oportunidad para los nuevos líderes que llegan al poder en países como EE. UU., Rusia, Cuba o Paraguay.


"Este 2008 presenta una oportunidad sin precedentes para los nuevos líderes que llegan al poder y los países emergentes para establecer una nueva dirección y rechazar las políticas y prácticas miopes de los últimos años que han hecho el mundo un lugar más peligroso y dividido", dijo Khan.


Por ello, Amnistía pide a los Gobiernos que establezcan un "nuevo paradigma para un liderazgo compartido" basado en los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. "Los más poderosos deben dar ejemplo", comentó Khan.


Y así, AI pide a EE. UU. que cierre el centro de detención de Guantánamo (Cuba) y el resto de prisiones secretas, que juzgue a los detenidos en procesos con garantías o los ponga en libertad y que rechace "de forma inequívoca" el uso de la tortura.


China, por su parte, debe cumplir sus promesas sobre derechos humanos en relación con los Juegos Olímpicos y permitir la libertad de expresión y de prensa. Además, añade Amnistía, tiene que poner fin a la "reeducación por el trabajo", un sistema que impone la Policía en ese país por periodos de hasta cuatro años.