Preocupación en Marruecos por la salud de Mohamed VI

Medios franceses afirman que el rey sufre una enfermedad del sistema inmunitario de difícil cura mientras Rabat guarda silencio.

El Rey de Marruecos, Mohamed VI.
El Rey de Marruecos, Mohamed VI.
Efe

El rey de Marruecos, Mohamed VI, de 59 años, se encuentra muy enfermo como ponen de manifiesto las últimas fotografías que han difundido los medios. La presencia del monarca alauí en una reciente ceremonia de presentación de un vehículo cien por cien marroquí lo puso ya de relieve. Alguna imagen posterior ha ratificado lo que la prensa -española y africana- venía anunciando desde hace tiempo.

Mohamed VI, extremadamente delgado e irreconocible, padece al parecer sarcoidosis, una enfermedad del sistema inmunitario que afecta en particular a los pulmones y los ganglios linfáticos, y que produce dolores respiratorios, pérdida de peso y fatiga. Según el periódico regional francés La Depeche, que ha consultado fuentes médicas, sólo la mitad de los enfermos tienen cura si logran controlarla en tres años. La sarcoidosis de Mohamed VI saltó a los titulares hace cinco años.

La salud del rey marroquí es un secreto de Estado, al igual que sus dilatadas ausencias y desplantes en actos oficiales, desde que llegó al trono de Rabat a la muerte de su padre Hasán II en 1999. Al principio, y dado el secretismo oficial y la reputación festiva del rey -propietario de doce palacios con más de un millar de sirvientes y centenares de coches de lujo- el alejamiento se atribuían al capricho de Mohamed VI. En la década de 2010, la atención pública empezó, en cambio, a centrarse en la salud del dirigente a raíz de un aumento llamativo de peso y las escuetas informaciones de que había sido sometido a dos operaciones cardíacas.

En los mentideros de palacio han comenzado también a trascender las luchas internas por la sucesión. Sobre el papel, el camino está claro: el heredero de Mohamed VI será su hijo varón, el príncipe Mulay Hasán, que acaba de cumplir 20 años. No obstante, se menciona con frecuencia que el hermano del monarca, Mulay Rachid, intenta hacer prevalecer su derecho dada la juventud e inexperiencia de su sobrino.

Política interior

La sucesión en Marruecos no es, por ahora, una cuestión que inquiete a los observadores de los equilibrios políticos en la región, que apuntan a la existencia de una estructura y un cuerpo de altos funcionarios competentes que velan con exquisito celo por los intereses del país, más allá de las habilidades del rey. Se entiende entonces por qué durante las más de dos décadas de mandato de Mohamed VI la política exterior ha mantenido un estricto rumbo nacionalista. Lo han demostrado la crisis de las islas Perejil, las tensiones también con España en torno a Ceuta y Melilla, y el pulso intransigente -librado con éxito- en torno al territorio del Sahara Occidental, que Hasán II convirtió en provincia de Marruecos.

En política interior el reinado de Mohamed VI ha sabido ir soltando lastre islamista con la concesión de derechos a la mujer y medidas de gracia hacia los disidentes. Esta actitud ha salvado a Rabat de las inclemencias de la llamada 'Primavera árabe', que hizo estragos en el resto de regímenes del norte de África.

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