El Papa pone a la diplomacia vaticana a trabajar por la paz en Ucrania

Francisco reconoce que la Santa Sede cuenta con una "misión en marcha" y pretende mediar para lograr el regreso de los niños ucranianos deportados por la fuerza a Rusia.

Francisco, en la audiencia general de este sábado en el Vaticano.
Francisco, en la audiencia general de este sábado en el Vaticano.
MAURIZIO BRAMBATTI/EFE

Más allá de sus llamamientos para acabar con la guerra en Ucrania, continuos desde que comenzó la invasión rusa en febrero del año pasado, el papa Francisco ha desplegado en este tiempo una discreta labor diplomática para tratar de propiciar el fin del conflicto o, al menos, disminuir sus daños. Es lo que hizo cuando el Vaticano ejerció de mediador el año pasado para que hubiera un intercambio de prisioneros entre Kiev y Moscú y lo que espera repetir ahora para conseguir que vuelvan con sus familias los niños y adolescentes ucranianos llevados por la fuerza a territorio ruso por las tropas del Kremlin.

El propio Pontífice argentino informó de esta labor, aunque sin entrar en detalles, en la conversación que mantuvo este domingo con los periodistas que le acompañaron en el vuelo de vuelta a Roma tras su viaje a Hungría. "Ahora hay una misión en marcha, pero aún no es pública. Vamos a ver cómo... Cuando sea pública la diré", respondió Jorge Mario Bergoglio a una pregunta sobre las posibilidades de que actuara de intermediario junto al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, el más filorruso de los líderes europeos, y el metropolita de Hungría y Budapest -patriarca- Hilarión, con lo que también se reunió durante el viaje.

Representante en Hungría de la Iglesia ortodoxa rusa, Hilarión es un viejo conocido de Francisco por su anterior responsabilidad como 'ministro de Exteriores' del patriarcado de Moscú, lo que le llevó a ser recibido en numerosas ocasiones en el Vaticano durante los últimos años. A diferencia del patriarca Cirilo, líder de la comunidad cristiana ortodoxa rusa y al que Bergoglio acusó de haberse convertido en el 'monaguillo' del presidente ruso, Vladímir Putin, Hilarión se ha mostrado mucho más crítico con los ímpetus bélicos del Kremlin.

Tras declarar en el canal Russia24 que estaba "profundamente convencido de que la guerra no es un método para resolver los problemas políticos acumulados", el metropolita fue apartado por Cirilo del cargo de 'ministro de Exteriores' y enviado a Budapest. Desde esta posición de exilio podría ahora ejercer de nexo de unión entre Roma y Moscú.

'Caperucita Roja'

Con su habitual humor, Francisco afirmó que en sus conversaciones con Orbán e Hilarión "no sólo hablamos de Caperucita Roja", reconociendo que la guerra de Ucrania había estado obviamente sobre la mesa. "A todos nos interesa el camino de la paz. Estoy dispuesto a hacer todo lo que haya que hacer", dijo. Es esta una tarea para la que, según precisó, hace falta "abrir canales", establecer "relaciones" en distintos ambientes y crear "canales de amistad", lo que "no es fácil". Es algo que él mismo ha podido comprobar al caer en saco roto sus propuestas para visitar Kiev y Moscú y ejercer de intermediario entre dos bandos, algo que por el momento ha sido descartado por el Kremlin.

En su rueda de prensa con los periodistas a bordo del vuelo papal, Bergoglio reconoció que estaba tratando de lograr el regreso a Ucrania de los niños llevados por la fuerza a Rusia, como le pidió la semana pasada el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, al que recibió en el Vaticano. "La Santa Sede ha actuado como intermediaria en algunas situaciones de intercambio de prisioneros, y a través de la embajada fue bien, creo que esto también puede ir bien", dijo, alabando la labor del jefe de la legación diplomática de Moscú ante el Vaticano, Alexander Avdeev.

La Santa Sede, insistió Bergoglio, está "dispuesta" a intervenir para lograr el retorno a Ucrania de los menores de edad, entre 16.000 y 6.000 según las distintas estimaciones, "porque es una cosa justa y hay que ayudar, para que esto no sea un 'casus belli', sino un caso humano". Se trata, en definitiva, de "un problema de humanidad antes que un problema de un botín de guerra o de una transferencia de guerra", por lo que se mostró dispuesto a hacer "todo lo humanamente posible".

El pasado mes de marzo, la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra Putin al considerar que existen "motivos razonables" para creer que "tiene responsabilidad penal individual" en la deportación forzada a territorio ruso de niños ucranianos desde zonas ocupadas de Ucrania durante la guerra.

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