Jean-Abdo Arbach: "Para que la ayuda llegue a Siria deben levantar el embargo"

El arzobispo de Homs (Siria) dirige la Archidiócesis Greco-católica melquita de Homs, Hama y Yabroud y vivió la guerra del Líbano.

Arbach, en la Sacristía de San Juan el Real de Calatayud.
Arbach, en la Sacristía de San Juan el Real de Calatayud.
J: Macipe

¿En qué situación ha quedado Siria tras el terremoto?
Lo destruyó todo y ha creado miedo en la gente. Fue a las cuatro de la madrugada. Mucha gente tuvo que salir de sus casas con lo poco que tenían. En Alepo, Latakia, en Hama, en Tartús, y en Homs, el 80% de los edificios quedaron inhabilitados para vivir. El gobierno abrió escuelas como refugios, también se abrieron las iglesias de todos los ritos, otros se fueron con parientes…

¿Qué ocurre ahora? 
Mucha gente no tiene nada, siguen sin casa. Se han recibido muchas ayudas de fuera, y la población siria, cristiana y musulmana, ha hecho campañas y se han repartido alimentos y ropa. Estuve en Latakia y Tartús y vimos que lo más importante son viviendas prefabricadas. Pero con el embargo, no pueden hacerlas por falta de material. Para que la ayuda llegue tienen que levantar el embargo.

La Unión Europea acordó relajar las sanciones…Ellos hablaron, sí, pero todavía no hemos visto ninguna facilidad. Solo hablan pero no hay hechos. Hasta el momento, no vimos que se haya levantado el embargo. Hay muchas solicitudes a todos los niveles.

Ese embargo llega a raíz de la guerra civil abierta en 2011.
Son 12 años de conflicto y un terremoto. La gente no puede trabajar porque no hay materiales, no hay luz, no hay gasolina... No pueden comer y tampoco tienen un hogar. Un 80% de la población de Siria vive en la pobreza. Cuando tienes hambre, no puedes trabajar, no puedes ir al médico… ¿Qué puedes hacer? Es estar como un preso.

¿Cómo vivió el inicio de la guerra? 
Viví la guerra del Líbano y esa experiencia me ayudó para poder apoyar a la gente en Siria. Siria era un país desarrollado e importante que ha quedado destruido. En la guerra hubo secuestros, bombardeos y muchos mártires… Por ello mi misión era ayudar a la gente, estar a su lado, para que no tuvieran miedo y mantuvieran la fe.  

Los yihadistas entraron en su sede.
Los terroristas ocuparon nuestra sede del episcopado, y por ello el edificio fue bombardeado. Cuando entré en la parroquia de Yebroud, vi que todos los iconos estaban en el suelo y les habían disparado. En otras iglesias, escribieron en las paredes, las quemaron, la catedral de Homs sufrió una explosión.

¿Han podido volver?Una vez liberada Homs, volvimos y empezamos a trabajar y restaurar. Casi 500 familias cristianas de todos los ritos pudieron volver a sus casas gracias a la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada y otras asociaciones cristianas, que ayudaron en la reconstrucción. Donde hay iglesia o una mezquita, hay gente. Primero se restauran las iglesias, como base; luego, las casas, alimentos, medicinas y ayudas universitarias.

¿Hay guerras de primera y segunda?
Nadie quiere la guerra. En todas las guerras, sobre todo, pierden los pobres, porque pierden lo poco que tienen. Siria era un país estable. Alepo era una ciudad con 1.000 fábricas, lugar de cultura y de comercio entre Europa y el Medio Oriente. Ahora, está destruida y saqueada.

Ha repetido la visita del año pasado a España, ¿por qué? 
Para dar testimonio de nuestra vida cristiana y las dificultades que vivimos. El segundo objetivo es agradecer a todos los españoles que nos ayudan, durante la guerra y tras el terremoto. Y el tercero, agradecer a Ayuda a la Iglesia Necesitada, que nos ha ayudado también. Y mi paso por Calatayud también es para agradecer el apoyo de la ciudad y contar que su ayuda llega.

Busca concienciar…Mucha gente no sabe que las ayudas, si no es por este tipo de fundaciones, no llegarían. Ahora necesitamos medicamentos y que se levante el embargo para que la gente pueda trabajar.

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