La cólera contra Macron y su reforma de las pensiones hace arder Francia

Los 'black blocs', o jóvenes antisistema, aprovecharon la movilización de más de un millón de personas para causar estragos.

Paris (France), 23/03/2023.- French firemen take part in a demonstration with thousands of people in a protest against the government's reform of the pension system in Paris, France, 23 March 2023. Protests continue in France after the prime minister announced on 16 March 2023 the use of Article 49 paragraph 3 (49.3) of the French Constitution to have the text on the controversial pension reform law - raising retirement age from 62 to 64 - be definitively adopted without a vote. (Protestas, Incendio, Francia, Estados Unidos) EFE/EPA/MOHAMMED BADRA FRANCE PENSIONS PROTEST
Protesta en las calles de París
MOHAMMED BADRA

La novena jornada de huelga contra la reforma de las pensiones causó este jueves una explosión de violencia que sacudió especialmente París y ciudades como Lyon. La diferencia respecto a convocatorias anteriores era que en esta ocasión el Gobierno de Emmanuel Macron y Élisabeth Borne ya habían aprobado el proyecto gracias al 'decretazo' que eludió su votación en la Asamblea Nacional. La ira de los críticos estaba servida.

Alimentados por la actitud del presidente, que el miércoles aseguró en televisión que no retirará la reforma ni hará cambios en el gabinete, la ciudadanía y los sindicatos ganaron el desafío en la calle, con al menos un millón de personas manifestándose por las calles una tarde de jueves. De ellos, 119.000 desfilaron por la capital. Eso, según los datos del Ministerio del Interior. Porque la Confederación General del Trabajo (CGT) reivindicó 3,5 millones de manifestantes en todo el país, de los cuales 800.000 tomaron París. Se habría igualado así la cifra récord del pasado 7 de marzo. En todas las movilizaciones hubo una abundancia de jóvenes que acompañaron a sus mayores en contra de que la edad de jubilación pase de 62 a 64 años, según la nueva ley, cuya "impopularidad" Macron afirma que asume en solitario.

Los sindicatos subrayaron que las protestas son "una respuesta a la cabezonería incomprensible de Emmanuel Macron", empeñado mantener la reforma pese a que dos de cada tres franceses se oponen a ella. "El potente rechazo de este proyecto es legítimo y debe continuar. La responsabilidad de la situación explosiva no recae en los sindicatos, sino en Macron", enfatizaron las centrales en un comunicado conjunto en el que convocaron a una nueva jornada de movilizaciones generales el próximo martes . Coincidirá con la visita de Estado del rey Carlos III de Inglaterra, prevista del 26 al 29 de este mes.

Aparte de las huelgas que afectaron al transporte, la educación, la recogida de basuras y las refinerías, los sindicatos organizaron este jueves 240 manifestaciones en todo el país. Laurent Bergen, secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), realizó previamente un llamamiento "a la no violencia" para lograr así mantener el apoyo de la opinión pública al movimiento social. Los disturbios han aumentado significativamente desde las primeras movilizaciones celebradas el 19 de enero, a medida que el pulso político se ha enconado y a las marchas se han sumado grupos de radicales.

Los bomberos, sin agua

Precisamente, varios de ellos protagonizaron incidentes en París, Nantes, Rennes, Lyon y otras ciudades. Fueron los más intensos y graves en todos estos meses, En la capital, 1.600 'black blocs', el frente negro como se denominan los antisistema, anarquistas y miembros de la extrema izquierda de corte agresivo, se enfrentaron a la Policía, destrozaron mobiliario urbano, quemaron al menos dos quioscos de prensa y tiraron piedras y otro tipo de proyectiles a las fuerzas de seguridad. Los agentes respondieron con gases lacrimógenos y cargas. Al cierre de esta edición, había 123 policías y gendarmes heridos y más de 80 detenidos en París. Un número indeterminado de manifestantes fue atendido también en los centros de salud, entre ellos, una joven que quedó inconsciente tras inhalar gases lacrimógenos.

La devastación quedaba reflejada anoche en calles cubiertas de restos, basura, vidrieras y portales destrozados y, sobre todo, hogueras. En el Boulevard des Italiens y la plaza de la Ópera, en París, se registraron auténticas batallas campales, a veces en medio del tráfico cuando éste fue reanudado en algunas calles. Los vecinos de un edificio se alarmaron ante las llamas que llegaron a su portal y decenas de extintores vacíos se desperdigaban por las calles. Los bomberos llegaron a quedarse "secos" , sin agua, a última hora de la tarde tras combatir los fuegos urbanos.

En algunas ciudades también hubo escenas de enorme tensión. En Lorient, jóvenes embozados con pañuelos negros asaltaron la comisaría local, en Lille y Toulouse la Policía recurrió a cañones de agua para dispersar a los violentos y en Burdeos se dispararon gases por primera vez desde el inicio de las movilizaciones. La alcaldesa de Rennes, Nathalie Appéré, lamentó la "destrucciónmetódica de empresas y bienes públicos" y señaló que "las escenas de caos se suceden".

Los 'black blocs' suelen ir encapuchados, y vestidos de negro para dificultar su identificación por parte de la Policía. Se infliltran en las manifestaciones pacíficas para luego actuar en grupos que siembran la violencia.

Si Macron pretendía, con su entrevista de televisión del miércoles, calmar los ánimos, está claro que no lo ha logrado. La izquierda y los sindicatos acusaron al presidente de avivar el descontento social al hacer oídos sordos a las protestas y al utilizar el artículo 49.3 para aprobar la reforma sin someterla al voto de los diputados.

"Cuando hay un conflicto de este tipo, el papel del presidente de la República es calmar la situación. Macron tiró un bidón de gasolina sobre el fuego", lamentó Philippe Martínez, secretario general de la CGT. Muchos manifestantes compartían el análisis de los sindicatos y de la izquierda. "Macron ha atizado la ira de los franceses", denunciaba Marlène, profesora de Geografía e Historia, que instó al presidente a retirar la ley. "Gobernar es gobernar para el pueblo, no contra el pueblo", añadió esta parisina de 46 años. "No está bien que Macron no escuche lo que dice el pueblo", criticaba Pierre, jubilado desde hace diez años. Explicó que aún así había decidido manifestarse "para defender las jubilaciones de los jóvenes".

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