Italia prohíbe el uso de móviles en las aulas y compara su adicción con la cocaína

Estos dispositivos provocan "idénticas implicaciones químicas, neurológicas, biológicas y psicológicas" que la droga, según un informe del Senado de Roma.

Imagen de archivo de jóvenes usando móviles.
Imagen de archivo de jóvenes usando móviles.
Luis Gimeno

Italia vuelve a prohibir el uso de los teléfonos móviles en clase, algo que ya se hizo hace quince años, aunque con escasos resultados, como muestra el hecho de tener que volver a insistir en la cuestión. Con una circular enviada esta semana a todos los centros educativos, el ministro de Educación y del Mérito, Giuseppe Valditara, indica que los celulares únicamente podrán utilizarse durante el horario escolar bajo la supervisión de un docente y cuando se esté desarrollando una actividad didáctica que exija su uso. La medida, que ha sido recibida con opiniones para todos los gustos dentro de la comunidad escolar, deja a los centros la autonomía de decidir si sancionan el uso inapropiado de estos dispositivos.

La voluntad del Ejecutivo derechista liderado por Giorgia Meloni de intervenir sobre este asunto viene de la toma de conciencia del riesgo que el uso de los móviles puede tener en el cerebro en formación de los niños y adolescentes. Valditara justifica la prohibición echando mano de un informe de junio de 2021 realizado por el senador Andrea Cangini, en el que compara la dependencia que generan los teléfonos celulares con la de la cocaína: tienen "idénticas implicaciones químicas, neurológicas, biológicas y psicológicas". Este documento está elaborado siguiendo las conclusiones a las que han llegado sobre esta cuestión los neurólogos, psiquiatras, psicólogos, pedagogos y miembros de las fuerzas del orden, según explica Cangini.

Los móviles provocan en primer lugar "daños físicos", entre los que se citan: miopía, obesidad, hipertensión, diabetes y problemas musculares y óseos. Luego están los "daños psicológicos", como la dependencia, alienación, depresión, irascibilidad, agresividad, insomnio, insatisfacción y disminución de la empatía. "Pero lo que más preocupa es la progresiva pérdida de las facultades mentales esenciales, las facultades que durante milenios han representado lo que resumimos como inteligencia: la capacidad de concentración, la memoria, el espíritu crítico, la adaptabilidad y la capacidad dialéctica", puede leerse en el citado informe.

En una entrevista con el diario 'La Repubblica', Cangini explicó que inició su investigación al leer una información sobre los altos ejecutivos de empresas tecnológicas de Estados Unidos, que prohíben o racionan fuertemente a sus hijos el uso de dispositivos digitales. El senador consideró que los adultos hoy en su mayoría miran hacia otro lado frente a la "dependencia" de sus hijos con el uso de videojuegos y de las redes sociales de Internet, lo que provoca que el cerebro "genere dopamina como cuando se usa la cocaína". Se produce así un efecto tan placentero en el cerebro que hace que cuando a un niño o adolescente se le pide que deje el dispositivo tenga «la misma reacción de un drogadicto al que se le quita la droga».

El citado informe advierte incluso de que las nuevas generaciones podrían estar «descerebrándose» por el uso de los dispositivos digitales, una conclusión que parte de la tesis del neurocientífico alemán Manfred Spitzer, autor del libro 'Demencia Digital'.

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