El fútbol de Irán, pendiente de Azadani

Jugadores de varios clubes se suman a la conmoción nacional por la suerte de su compañero, a la espera de la horca por apoyar las protestas.

El futbolista iraní Amir Nasr-Azadani en una foto difundida en redes sociales.
El futbolista iraní Amir Nasr-Azadani en una foto difundida en redes sociales.
Fifpro/Twitter

Esta semana se ha disputado el gran derbi de Teherán entre el Persépolis y el Esteghlal, un partido de máxima rivalidad que se jugó sin público "por problemas de polución" en la capital, según las autoridades. Los gestos de solidaridad con las protestas que vive la república islámica desde hace más de tres meses se repiten entre jugadores y público y el régimen trata por todos los medios de evitarlas, por ello a nadie extrañó el cierre de las gradas "por polución". La muerte de la joven kurda Mahsa Amini a manos de la Policía de la moral sacude las calles y se extiende a los estadios.

El fútbol es un escaparate global y los futbolistas, personajes que partido a partido se ganan la fama y el reconocimiento de prensa y público. Cuando Amir Nasr Azadani debutó en 2014 en las filas del Rah Ahan de Teherán, uno de los clubes más antiguos del país, soñaba con convertirse algún día en capitán del Team Melli (selección nacional) y jugar un Mundial. No se le pasaba por la cabeza que ocho años después estaría en prisión, acusado de pertenecer a un grupo armado, implicado en la muerte de tres agentes de seguridad y pendiente de recibir la decisión definitiva sobre su pena de muerte.

La posible condena a la horca de Azadani ha conmocionado al mundo del fútbol y se suceden los mensajes de solidaridad, pero el juez principal de Isfahán, Asadollah Jafary, ha dejado claro que el tribunal actuará "sin prestar atención a las campañas mediáticas".

Tras su irrupción en la élite del fútbol nacional, Azadani fichó por el Tractor Sazi de Tabriz, al oeste del país, con el objetivo de consolidarse en el lateral derecho. La página Transfermarket elevó entonces a 300.000 euros su valor de mercado como promesa del fútbol nacional que había destacado en los equipos inferiores de la selección.

Después de una temporada en la escuadra de Tabriz, que por aquellos años tuvo a John Toshack como entrenador de forma efímera y que en la actualidad está dirigida por Paco Jémez, una grave lesión de rodilla le apartó de los terrenos de juego. Una vez recuperado tuvo que bajar un peldaño para buscar minutos en el Gol Reyhan Alborz de Karaj, de la segunda división. Azadani volvió a romperse la rodilla y regresó al quirófano.

Las lesiones no le permitieron volver a la élite y comenzó su peregrinar por equipos de divisiones inferiores como el Sepahan Novin, de su Isfahán natal, o el Iranjavan Bushehr, último club con el que ha tenido contrato. Desde junio de 2022, Azadani es agente libre y busca equipo.

Como ha ocurrido con otros casos, la familia del futbolista sufre la presión de las autoridades en forma de "amenazas", según recoge el portal opositor Iran Wire, "para que guarden silencio y no hagan declaraciones". En la batalla por el relato, el régimen quiere evitar situaciones como la vivida con la familia de Amini, que nada más recibir el cuerpo de la joven denunciaron que presentaba marcas de malos tratos cuando la versión oficial de la Policía de la moral fue que falleció por un problema cardiaco. La estrategia habitual del régimen es chantajear a las familias con "promesas de reducción en las penas de los detenidos a cambio de su silencio", informa Iran Wire.

Pendiente de investigación

Los cargos contra Azadani son por "revuelta armada" y el caso está pendiente de la investigación a fondo del tribunal revolucionario, que le acusa de haber tomado parte en la muerte de tres agentes de seguridad a finales de noviembre, durante las protestas en Isfahán.

Su nombre se suma al de Varia Ghafouri, defensa del Kurdistán de Irán que llegó a jugar en la selección nacional y que a sus 35 años es capitán del Foolad, en la lista de futbolistas detenidos en las protestas. La situación de Azadani es más grave porque en cualquier momento puede confirmarse su sentencia a la pena capital en un país donde ya han ejecutado a dos jóvenes de 23 años. Organismos internacionales denuncian que las sentencias llegan después de juicios rápidos y sin garantías para los acusados.

Además del apoyo internacional, leyendas del fútbol iraní como Alí Karimi o Mehdi Mahdevikia han pedido que se suspenda la ejecución. Pese a la amenaza de represalias por parte del régimen, también futbolistas en activo como Mohammad Reza Akhbari, actual capitán y portero del Tractor Sazi donde jugó Azadani, le muestran su apoyo de manera pública. Akhbari recurrió a Instagram para decir que "quienes conocemos de cerca a Amir sabemos lo reservado que es. Pido al mundo del fútbol que acuda en su ayuda". La lista de compañeros que dejan sus mensajes de apoyo en redes crece cada día.

El derbi de Teherán acabó con empate a dos y las lágrimas de Arsalan Motaheri, uno de los goleadores de la noche para los azules del Steghlal. Las cámaras de la televisión nacional ofrecieron la repetición de su gol en un estadio Azadi vacío, pero apartaron el foco del jugador en el instante de la celebración. Motaheri no tenía nada que celebrar y rompió a llorar, según recogieron periodistas deportivos que seguían el encuentro. Unas lágrimas por la situación de iraníes como Ghafouri, su compañero durante seis temporadas el equipo de la capital, y sobre todo Azadani, a la espera de la horca.

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